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Y ahí me encontraba yo, tratando de luchar contra la gravedad que la misma habitación golpeaba fuertemente mi piel haciéndola hundir contra el piso y tiempo más tarde la estremecía de tal manera que me hacía temblar. Pero los ruidos no dejaron de sonar, claramente los truenos serían mis peores enemigos para toda la vida y claro estaba que aquellos me molestarían de por vida. Sin embargo, ahora mismo no sabía yo que cosa era peor; si el miedo inconfundible por los relámpagos o la pérdida de dignidad que hacía minutos antes había dejado tirada en mi habitación cuando le pregunté a Park si podía dormir a su lado.

Sujeté más fuerte la almohada en mis manos mirando su cara inmóvil observando las gotas de lluvia mojar el borde de la ventana y parte de la cerámica. Tragué en seco, esto había sido un error. No, no un error, un errorisímo. Muerto de la angustia, tomé en ultimo momento la opción de salir de la habitación y molestar a Hoseok, diciéndole que veniese por mí ahora mismo y me sacara de esta casa. Pero justo en el momento que estaba por girar con los nervios a flor de piel emergiéndose desde la punta de mis pies hasta mi cabeza, Jimin asintió y cerró los ojos, restándole importancia alguna.

Desinterés.

Me quedé estático en el mismo lugar que había estado parado desde que entré a la habitación y miré otra vez su rostro tratando de buscarle algún sentido a esta situación, pero lamentablemente no encontré ninguno e internamente le agradecí que no se haya volteado a verme, porque suficiente tenía yo con haber perdido mi orgullo para que el después me mirara con burla en la cara. Pero no vacilé, a pasos secos y testarudos caminé hasta la cama donde me acosté incómodo, observando su pequeña espalda en frente mío.

Pequeña.

Y es que esto era tan raro. Vamos, si alguien tiempo atrás viniera a mí con la confesión de que yo ahora mismo estaría acostado al lado de Park Jimin, me reiría en su cara y seguramente lo golpearía hasta dejarlo sin ninguna gota de sangre en su cuerpo.  Pero aquí estaba, acostado a su lado y sintiendo su calor por debajo de las frazadas. Volví a tensarme y sentí las goteras de sudor bajar por mí frente. Mi corazón estaba enloqueciendo y mis pies temblaban como si no hubiese un mañana. Quería escapar.

Sí, definitivamente hubise preferido morir de un infarto a estar acostado al lado del gruñón. Pero igualmente  iba a morirme de un infarto, ya saben, estaba al lado de él. Él. Park Jimin.

No, no era así o tal vez si, quien sabe. De todas formas clasificaría este momento como uno de los momentos más vergonzoso de mi vida. Después lo agregaría al top diez momentos incómodos en mi cuaderno de clases de tutoría. Porque la lluvia, el aterrador viento entrar por la ventana haciendo que las cortinas se movieran de una forma espeluznante, los truenos que acompañaban la tormenta, el intenso y bestial miedo que yo le tenía a estos ahora eran insignificante para mí porque mi ser se había calmado ante ello, sin embargo; no se calmó estando acostado al lado de la persona que hacía horas antes me había despreciado como un huérfano sin familia.

Apreté mis puños ante el recuerdo y miré al techo siendo decorado por las luces violetas que sumergían  del cielo malicioso. Nunca había pensando que el era esa clase de persona, de esas que solamente se limitaban a lanzar comentarios hirientes a la personas para hundirlas más. Pero el se había disculpado y sin embargo ¿Había sido siquiera una disculpa sincera? Reí en mis pensamientos, el no se disculparía con nadie ¿A quién estaba engañando? El definitavemente no lo haría. Quizás se había disculpado por su bien para después sentirse sastifescho y libre de culpa, no lo había hecho por mí. No lo había hecho para hacerme sentir mejor, hacerme saber y entender que se había equivocado. El no lo haría.

Tu no lo conoces, Jungkook.

Bufé, era verdad. Yo no lo conocía ¿A quién le importaba? a mi realmente no me ansiaba conocerlo, seria una pérdida de tiempo como ahora mismo lo estaba siendo.

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