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[...]

El reloj dió las ocho de la noche. Mi estómago pidiendo comida y mi mente haciéndome recordar que en cuanto llegara a la casa un hermoso pavo al horno y cervezas estarían esperándome allí. Sonreí ante la idea perfecta de que eso realmente pasara. Aunque le había dicho a Jimin que lo hiciera, sabía de ante manos que no lo haría y ya estaba haciéndose tarde.

Terminé de vestirme, el pantalón de Jean de Hoseok me andaba muy ajustado en las piernas y se me marcaba mucho el trasero. Terminé poniéndome una sudadera gris que a Hoseok le habían regalado la navidad pasada y le andaba muy grande. A mi también, me llegaba hasta los muslos pero tapaba mi trasero por completo. Mis zapatillas estaban pintadas de blanco. Me coloqué el gorro en mi cabeza.

Hoseok se encontraba en frente mío, terminando de colocarse un pantalón de chándal y las zapatillas. Tiempo después cogió el pendrive de su mesita de luz y me observó.

-Vamos.- dijo. Asentí saliendo junto con el, mi cabello aún estaba mojado y afuera hacia muchísimo frío, me estaba congelando.

Me despedí de Hoseok luego de disculparme con su madre y ambos tomamos caminos diferentes. Hoseok se fue en un taxi y yo comencé a caminar.

La noche estaba silenciosa y no había gente por la calle. El aire de invierno comenzaba a sentirse cada vez más, metí ambas de mis manos a los bolsillos de la sudadera y comencé a caminar más rápido. Mí cuerpo adolorido y cansado, mi cabeza doliéndome por estar expuesto a la fragancia de la pintura por mucho tiempo y mis ojos cerrándose, tenía sueño. Muchísimo. Pero eso no impedía que estuviera deseando comer esa delicia que me esperaba en casa de los Park y que tenía que preparar. Creía que era lo único que me mantenía despierto ahora.

Saber que Jimin me había prometido cenar pavo al horno y que el estaría compartiendo conmigo me hacía poner la piel de gallina. ¿Será que lo cocinó? negué con mi cabeza caminando más rápido. El no lo haría, realmente no lo haría pero si lo hiciera sería genial. Sonreí. Me sentía un estúpido y mi pecho comenzó a doler como en la mañana. Joder, quería llegar a casa de los Park rápido. Ahora.

Pero la idea de que Hoseok se encontraría otra vez con Yoongi no me dejaba tranquilo. Esperaba yo que ese idiota realmente no estuviese tramando algo, no podría dejar que le hiciera algo a Hoseok. No a él.

Bufé.

Hoseok ya era grande, después de lo que yo le había contado el estaría en alerta. No era estúpido como yo y confió en él. Se que lo hará bien.

Comencé a trotar debido a que comencé a imaginarme las miles de ideas en la que llegaría a casa y comenzaría a preparar la cena. Reí cuando me trompecé con una pequeña roca y me tambaleé. Faltaba una calle más y luego tendría que girar hacia la derecha, caminar una  más y listo.

-Pavo al horno, pavo al horno. - canté. - Pavo al horno, pavo...

Comencé a detenerme, la música fuerte me detuvo junto a los miles de autos estacionados en la calle.

-...al horno.

No podía ser cierto, no podía ser verdad todo lo que estaba viendo y escuchando. ¿Acaso era otra jodida broma o me estaban tomando el pelo?

La música escuchándose fuerte y los autos que llegaban, las personas totalmente desconocidas entraban a la casa de los Park  mientras en sus manos llevaban cajones y cajones de bebidas alcohólicas.

-¡Córrete imbécil!- gritó alguien detrás de mí. Me giré encontrándome con un chico que jamás había visto por aquí y un auto dejándome ciego por sus luces delanteras.

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