Pasaron dos semanas desde entonces, y nos encontrábamos apenas a cuatro días de navidad.La nieve caía a grandes capas a través de la ventana, parecía haber una tormenta grotesca allá afuera. Lo único que podía escucharse eran las ramas de los árboles golpeando contra el vidrio y la suave respiración ajena que tocaba mi pecho. Sonreí por inercia mientras veía los copos blancos caer y acariciaba la cabellera oscura a mi lado, su aroma a jazmín me hacía estremecer. Como si fuera una estrella fugaz, de inmediato una sensación de tranquilidad me azotó de pie a cabeza, haciéndome sumergir en ella y quedarme en su cima para siempre. No podía explicar con palabras como era este tipo de sensación y mucho menos llegar a entenderlo a la perfección; era más bien como si fuera que la luz de la paz te iluminaba hasta el corazón, o algo más que eso. Yo me sentía en paz.
Suspiré.
Minutos después entendí que era. Jimin estando a mi lado me hacía sentir en paz.
-Vamos ¿Por qué sonríes?- su voz ronca a medio despertar resonó por toda la habitación. Quité mi vista del paisaje blanco y miré hacía abajo. Prácticamente, Jimin me tenia acorralado contra su cuerpo desnudo y su cabeza descansaba en mi pecho, el roce de su nariz contra mi piel me produjo cosquillas por un segundo.
Negué con mi cabeza respondiendo su pregunta y me giré hacia él, sus manos fueron capaces de rodearme por completo y sus piernas se entrelazaron con las mías, gimió de satisfacción segundos después al encontrarse cómodo y cerró sus ojos, dejándose llevar por las caricias de mi mano en su cabello. Me sentía tan conforme y no tenia frío, para nada. Con Jimin a mi lado y más de tres frazadas encima de nosotros, era imposible estar con el cuerpo helado.
-Estaba recordando algunas cosas.- susurré llamando su atención, me miró por primera vez a los ojos en lo que comenzaba la tarde. Una tarde de invierno, un veintiuno de diciembre donde la tormenta de nieve se apoderaba en la ciudad de Busan.
Jimin negó con su cabeza y su mano traviesa dio leves caricias en mi trasero izquierdo. Inmediatamente la quité con un chistar de lengua y el rio un poco, haciendo que mi corazón estuviese apunto de caer por el borde de un precipicio.
-No puedo creer que enserio casi me estrangulas ese día.- dije rodeando mis ojos.- Y todo porque te dije que Ronaldo era mejor que Messi.- Jimin sonrió, sus ojos viendo fijamente a los míos.
-Es que Messi es mejor.- respondió.
-No empieces, me iré.- hice apenas el amague de quitármelo de encima pero el pelinegro reaccionó de inmediato, sujetándome fuertemente contra el.
-No, no te vayas.- murmuró.- Sabes perfectamente que lo hacía para hacerte enojar.
Levantando unas de mis cejas, volví a dejarme abrazar por el.
-No sé que pensar de esto ya, peleábamos por cualquier estupidez ¿Te diste cuenta?- asintió.- Nos peleábamos y discutíamos por tonteras y terminábamos en el piso golpeándonos a puños.- reí con ironía.- ¿Pelear hasta casi matarnos por un sobre de mayonesa? eso no es común, Jimin.
-Oh, y no te olvides también de la esponja para lavar los trastes.- sonrió.- tu la perdiste.
-¡Claro que no!- me quejé.
-Ahí estas de nuevo.- acercándose, Jimin dio un pequeño beso en mi nariz y quedándose cerca de mi rostro dijo.- Me gusta cuando te quejas, me gusta verte enojado sin razón alguna.- besó mis labios entonces, mi boca con la de el se había convertido en una sola. Sonreí en medio del beso y dando por finalizado, Jimin volvió a dejarse caer sobre mi pecho. Trazó imaginarios círculos sobre mi estómago desnudo.- No nos podíamos ni ver.- asentí. Tenía razón.
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Home • Jikook
Fanfic"¿¡Vivir bajo el mismo techo de la persona que más odio!? ¿¡Estás demente papá!?" Jeon Jungkook detesta con toda su vida a Park Jimin, su compañero de clases quien únicamente es un chico popular más; pero todo eso cambia cuando al padre de Jungkook...