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Nunca me había sentido tan bien, tan protegido y fuera de peligro. Sus brazos parecían encajar a la perfección con mi ancha y varonil espalda. Y su perfume a mentas era realmente exquisito. Sin embargo, yo no quería separarme. No aún.

Mi corazón volvió a bombear fuertemente en mi pecho, golpeándo con brusquedad mi caja torácica haciéndome estremecer y respirar sin alguna regulación. Suspiré y cerré los ojos dejándome llevar por aquellos fuertes brazos que solamente quería tener para mí todo el tiempo. Me aferré aún más y casi tiré su cuerpo hacia atrás. El rió y entonces sentí un calor infernal subir hasta mis mejillas y quedarse allí.

No podía estar sintiendo esto. Debía ser toda una confusión.

-Debió ser duro para tí. - habló mientras su mano derecha hacia un vaivén desde mí espalda hasta mis caderas. Y entonces volví a estremecerme.

-Lo fue, créeme que lo fue. - respiré otra vez en hondo y tiempo luego mí rostro se perdió en el hueco de su cuello.

-¿Por qué no me llamaste?- preguntó, con su voz serena y tranquila, sin más que podía notar lo inconfundible que estaba. No podía decirle que había dormido con Park Jimin la noche anterior. No podía hacerlo y con tan solo recordar su rostro, en mi boca un sabor amargo emergía de allí dentro.

-No quería molestar. Antes había llamado a mí papá pero...

-¿Sabes que para mí nunca serás una molestia verdad?- silencio. -Jungkook...

-Lo sé, yo...

-¿Y entonces que hiciste?- cortó, aún sin apartarme de su cálido pecho.

Cerré mís ojos tratando de inventar una buena excusa ¿Pero qué estaba haciendo realmente? Nunca había sido bueno con las mentiras y odiaba mentirle a Hoseok, el no se merecía tremenda actuación. Pero mi "orgullo" valía la pena, no soportaría la burla escrita en su cara y que de repente comenzara a sacar teorías sin sentidos. Mordí mi labio inferior. Odiaba, realmente detestaba hacer esto, pero no tanto como odiaba a Park Jimin. No.

-Me dormí.

-¿Te dormiste?- preguntó con su voz en plena confusión, claro estaba que ni siquiera me había creído. - Hum...

Y antes de que el amargado e irritante de Taehyung se hiciese presente en la terraza de la escuela donde Hoseok y yo nos encontrábamos tirados en el piso abrazándonos, yo me había separado de aquel abrazo acogedor y llevaba ambas de mis manos a los bolsillos del pantalón, poniéndome de pie.  Taehyung miró con confusión nuestros rostros. Hoseok silbaba tratando de mejorar el ambiente que se había formado y yo solamente miraba el piso. El castaño aclaró su garganta y entonces, habló.

-Hoseok, acompáñame a comprar.

Mi mejor amigo fijó su vista en mi y entonces, asentí.

-Vamos.- el pelinegro comenzó a ponerse de pie y a caminar hasta la dirección del castaño para comenzar a bajar las escaleras.

Suspiré, eso había estado cerca y todavía no podía parar las mariposas en mi estómago. Aún podía sentir la mirada congelada de Taehyung puesta en mí ¿Qué  habrá pensando? mi mano derecha cayó en mi pecho. Hoseok y yo nunca habíamos demostrado tanto cariño en público y menos de esa forma porque estaba claro que los demás creerían en cualquier otra cosa menos en una simple amistad. Esto se había ido de las manos. De nuestras manos.

[...]

Jimin seguía siendo el mismo, con eso me refería a que su teléfono celular no salía de sus palmas y su semblante serio, fingiendo autoridad máxima que aún estaba allí. Mordí mis labios recordando la terrible discusión que habíamos tenido en la mañana y entonces me reí; el realmente era un grosero y un desubicado. También me culpé por haberme metido en su pequeño conflicto con aquella muchacha. Sabía que no era mi problema y si le contaba a Hoseok lo sucedido también recibiría una represión de su parte, pero era algo normal en mi que siempre yo metiera la nariz en donde nadie me llamaba.  Procuraré no meterme más, pero no para sastifaser a lo que el - Jimin - había dicho, si no para evitar más conflicto porque seguramente terminaría yendome de allí y mi padre creería que no era digno si quiera para convir en otro lugar más.