Jack y Ashley son un desconocido el uno para el otro , pero, cuando terminan encerrados juntos durante más tiempo que el que a ambos les gustaría sus caminos se cruzaron y, para bien o para mal, no fue tan fácil para ninguno dejarlo pasar.
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Capítulo cuarenta y ocho — Cup of coffee ღ
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San Valentín cae en sábado este año.
Eso convierte mi cumpleaños en un extraño viernes en el que los pasillos se han llenado de carteles rojizos y han pegado rosas contra taquillas. Durante toda la mañana he huído de Jack a sabiendas que se proponía algo, ha estado demasiado tranquilo desde primera hora y eso no es bueno, no cuando con él la calma sólo indica una futura tormenta. Puede que por eso no llego a separarme de Arianna en todo el día. La mantengo cerca y miro alterada a mi alrededor cada vez que veo a Jack acercarse, a la espera de conocer cuál será su "boom" de este año.
El curso pasado me lanzó un comentario por el pasillo del que no escuché demasiado, pero el simple gesto me hizo usar uno de los espráis con los que estaban preparando el decorado de la obra de Hamlet del grupo de teatro para pintar la ropa que él llevaba puesta de un verde oscuro.
Recuerdo que al terminar dejé el bote vacío caer en un contenedor y sin decir palabra alguna me fui de ahí. El lunes siguiente él todavía tenía algo de pintura verde en sus manos.
A última hora aparece en la puerta de mi clase, con un pase de pasillo en su mano y una inocencia tan forzada en su rostro que me hacen dudar cuánto tiempo lleva fuera de clase enseñando ese pase a cualquier profesor que le viera, conociéndole es capaz de haberlo pedido hace dos clases y seguir merodeando desde entonces.
Salgo cuando todavía está sonando el timbre, nada más termina la última clase. Jack levanta una bolsa hacia mí y la mueve un poco para ganarse mi atención.
—¿Eso explota?
—Feliz...
—¡Shh! —Le tapo la boca con mi mano a sabiendas de cómo termina esa frase. Sí, es mi cumpleaños, pero preferiría que nadie más se enterara de eso. No me gusta celebrarlo, nunca me ha gustado este día. Es sólo un día más, uno que preferiría ignorar y que ignoraran, pero me di cuenta al hacer mi primer amigo que los cumpleaños no pasan tan desapercibidos aquí como lo hacían cuando estaba en el orfanato—. Jack, ¿qué te dije?
Aparto la mano.
—Lo sé, lo sé, pero, ¿no vas a dejar ni que te felicite?
Ahí veo a Wen, saliendo de su clase y clavando sus ojos almendrados directamente en mí. Ella lo sabe, lo recuerda al fijarse en la bolsa que Jack está sosteniendo, después aparta la mirada y sigue con su camino.
—Es para ti. —Me acerca la bolsa y no tengo más remedio que tomarla.
Ahí recuerdo que no es el único que ha traído algo. Hago un amago de agarrar mejor mi mochila, pero ya hay demasiada gente, así que me decido por tomar su mano y llevarle conmigo por los pasillos hasta encontrar un sitio tranquilo en el que tener algo de espacio. Dejo la bolsa que me ha dado en el suelo, me quito la mochila y la apoyo en el suelo para poder buscar con más facilidad.
