Jack y Ashley son un desconocido el uno para el otro , pero, cuando terminan encerrados juntos durante más tiempo que el que a ambos les gustaría sus caminos se cruzaron y, para bien o para mal, no fue tan fácil para ninguno dejarlo pasar.
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Canción en multimedia: Please Keep Loving Me — James TW
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Capítulo trece — Los padres de Ben ღ
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Me paso los siguientes días teniendo las mismas pesadillas, esos sueños recurrentes que me dejan con ojeras al despertar. El jueves, estoy que no puedo ni con mi cuerpo. Ni siquiera agotarme hasta puntos inimaginables al salir a correr más de una vez al día logra que mi mente se quede en blanco mientras duermo. Cuando Ben viene a mi casa hoy después de clase, estoy a punto de quedarme dormida nada más sentarme en mi escritorio.
Él actúa como de costumbre, le da la mano al señor Daking y saluda a Brigitte con un "Buenas tardes, señora Daking". Una vez llegamos a mi habitación hace una mueca y se sacude las manos en el pantalón. La primera vez que vino, dos años atrás, tuvimos que estar haciendo un trabajo en parejas en la mesa de la cocina, con Brigitte rellenando unos papeles cerca. Y, cómo no, Ben fue echado poco después de una hora de haber llegado. Eso sin contar con que ya le tenían algo de confianza por haber conocido a la señora Reed y sabiendo que me he quedado allí más veces.
Al menos ahora le dejan estar dos horas antes de mandarle irse de una forma curiosamente educada.
—¿No te parece que el señor Daking tiene cara de bulldog?
Saco con pesadez mi libro de física de la mochila, mis ojos empiezan a cerrarse.
—Pensaba que era la única que lo había notado.
Él tira de una alejada silla para sentarse a mi lado. Abro el libro por una página cualquiera a sabiendas que incluso pensar en el tema que estamos dando me es costoso. Incluso si Ben se ha ofrecido hoy para ayudarme a entender los temas que entran en el examen de la semana que viene sé que voy a seguir igual, mi cabeza no está en un modo óptimo para procesar información. Aun así, cuando él saca sus apuntes y un par de folios, me obligo a intentarlo.
—Vale, tengo los examenes de los últimos tres años, los ejercicios son similares, ¿empezamos con los más fáciles?
Apoyo la barbilla sobre mi mano después de tapar un bostezo. Asiento.
Ben me lanza un bolígrafo. Con los reflejos que tengo ahora mismo siento el golpe en mi frente antes de verlo caer y tomarlo. Mi mejor amigo frunce el ceño.
—¿Hay un cerebro dentro de esa cabecita tuya?
—Tengo sueño.
—Y yo las veinticuatro horas del día, pero vamos a empezar ya con esto.
Dejo escapar un bufido. Mis ojos se están cerrando literalmente con cada golpe de cansancio que siento. Jugueteo con el bolígrafo, leyendo con dificultad lo que hay escrito en el pequeño esquema que Ben acaba de hacer en menos de un minuto sobre los número cuánticos.
