Jack y Ashley son un desconocido el uno para el otro , pero, cuando terminan encerrados juntos durante más tiempo que el que a ambos les gustaría sus caminos se cruzaron y, para bien o para mal, no fue tan fácil para ninguno dejarlo pasar.
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Capítulo cuarenta y cinco — "Hermanas" ღ
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Sólo dos veces en mi vida había abrazado a Emmy antes.
La primera fue cuando descubrió el completo significado de los cumpleaños y la fecha del suyo. Se dio de bruces con un solitario día del que nadie conocía el significado. Cumplía seis años ese día y ella lloró, debajo de su cama y abrazando a esa manta de la que nunca se separaba. Fue ella también a la primera persona a la que pude abrazar.
El contacto físico para mí siempre había sido un tema complicado. Incluso con Ben tardé meses en dejar de sobresaltarme o sentirme incómoda al sentir su mano sobre mi hombro. Abrazarle tardó todavía más tiempo y todavía lo esquivé por años.
No es fácil para alguien que sólo ha conocido el contacto físico falto de cariño y violento que puedes recibir con empujones o con el fin de dañarte encuentre algo más. Puedes anhelar el cariño, pero si te enseñan que el contacto físico daña, huyes de él.
La segunda vez que la abracé o, más bien, que ella me abrazó, fue el día que me fui.
Y ahora ella ha saltado y me ha obligado a sostenerla en lo que sus brazos se cierran con fuerza alrededor de mi cuello. Apoya la cabeza sobre mi hombro y escucho sus sollozos mezclándose con mi propio llanto. Escucharla llorar sólo consigue que yo lo haga todavía más.
Siete años, han pasado siete años desde la última vez que la vi y el cariño que una vez sentí, esa sensación de tener una hermana, vuelve y me golpea con más fuerza de lo que nunca ha hecho.
Se me cansan los brazos y es cuando tengo que soltarla. Seco mis lágrimas con las palmas de mis manos y trato de recomponerme en lo que lo hago. Intento buscar algo que decir porque realmente no hay nada que suene correcto en un momento como este. Así que lo único que consigo pronunciar es esa disculpa que he estado anhelado que ella escuche por tanto tiempo.
—No, no, no. Está bien. Ashley está bien, de verdad, yo sólo... No podías quedarte ahí por siempre, no era justo.
—Pero te dejé ahí.
—Merecías tener una familia. —Su forma de tratar de aliviar mi culpa no logra más que aumentarla. Ella no se merecía lo que le hice. Fui egoísta, me culpo por ello—. Y ahora lo entiendo. Sé que en su día no lo entendí y que llegué a odiarte, pero después de que me adoptaran lo entendí. Hice mal en querer que siempre estuvieras allí, ese lugar era un infierno y tener una familia —su sonrisa llega a iluminarle la mirada—. Tener una familia te hace feliz. Me ha hecho increíblemente feliz y jamás podría culparte por haber querido tener una.
