Capítulo 34 - Convicción

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Canción en multimedia: Evaporate — Gabrielle Aplin

Chico en multimedia: Noah Saulnier (Joshua Anthony Brand)

Chico en multimedia: Noah Saulnier (Joshua Anthony Brand)

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Capítulo treinta y cuatro — Convicción

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Golpeteo la agenda con mi bolígrafo, en mi cabeza intento hacer tiempo para todo. Si todo va bien podré preparar el examen de química a lo largo de la próxima semana, quizás con algo de tiempo para terminar el trabajo de filosofía el lunes. Hago un trazo rápido sobre esa fecha. El libro de Emily Brontë lo podría leer este fin de semana y tratar de hacer el comentario el domingo a la tarde. Iría algo justa para entregarlo, pero podría tener tiempo.

Le doy un mordisco a mi manzana y apunto "Literatura/comentario" en el domingo.

—Llevas desaparecida todo el día —Jack me quita un auricular al sentarse. Su bandeja tiene también esta vez un par de bolsas de patatas que ha debido de traerse de casa. Escucho las voces de Trevor y Ginny cerca y termino por quitarme ambos auriculares, me cuesta acostumbrarme a su forma de tratar de meterme en cada conversación, evadirme durante el almuerzo es imposible con ellos aquí—. ¿Qué haces?

Levanto un poco el brazo para que Jack pueda arrastrar mi agenda hasta él. Lee lo que tengo apuntado para la próxima semana muy por encima, después pasa las páginas hacia atrás. Están llena de colores, de anotaciones subrayadas y post-it con más anotaciones. Hay desde e-mails hasta números de teléfonos de distintas universidades o personas con las que he tenido que hablar para informarme al hace alguno de mis trabajos para clase. Brigitte siempre lo dice: si vas a hacer algo, hazlo perfecto, nadie llega alto haciendo las cosas por hacer.

Y, por una vez en mi vida, me dio algo que terminó sirviendo para algo.

—O tomas el doble de clases que yo o me he saltado más de la mitad de los trabajos que había que hacer —murmura.

—Eres muy distraído —Recupero mi agenda, la guardo de vuelta en mi mochila y dejo caer el bolígrafo dentro antes de saludar a una alegre Arianna—. ¿Puedes quedar el lunes para hacer el comentario crítico de filosofía?

Ella termina de rehacerse la coleta, pensándoselo.

—Ginny —llama—, ¿cómo ha quedado al final el cambio de horario? ¿Hay entrena los lunes?

La pelirroja mira, casi sin darse cuenta, a la mesa en la que quedan el resto de chicas de su equipo. Lo hace como si estuviera a punto de preguntar algo que al finaron sale de sus labios. Finalmente tuerce sus labios y habla.

—Los lunes hay hora y media desde que terminan las clases.

—¿Y crees que podría faltar? Tengo que hacer un trabajo y...

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