Capítulo 24 - Sentencia

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Canción en multimedia: Shallow — Carys Selvey 

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Capítulo veinticuatro Sentencia ღ

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Ben me hace esperarle en el piso de abajo en lo que él tranquiliza a la tía Reed. Preparo algo de tomar para ambos, ni siquiera sé si él ha cenado así que me encargo de ello. No soy buena en la cocina, muy pocas veces la he tocado, es Brigitte la que siempre se encarga de preparar la cena y el señor Daking de la comida.

Yo observo, a veces, y sólo un par he llegado a preparar algo. Es eso lo que me lleva a hacer lo poco que sé que no terminará en llamas, macarrones. Pongo el agua a hervir en una olla y espero, incapaz de apartar la escena que acaba de tener lugar de mi cabeza incluso cuando empiezo a ver las burbujas en el agua y dejo caer macarrones dentro.

Llevo las manos al bolsillo de mi sudadera en busca del nuevo móvil que pronto me doy cuenta que no he traído. Ahí es cuando busco la hora en el reloj de cocina, bajo el nivel de la placa y me saco un par de vasos. Con algo de zumo me quedo satisfecha, ya he cenado y hambre es lo único que no tengo, en su lugar mi garganta se siente tan seca que en cualquier momento voy a empezar a toser. 

Ben baja al de media hora, cuando ya le he dejado un simple plato de macarrones con tomate en la mesa y un vaso de zumo. Él lo mira desde la puerta, sus hombros caídos y las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones.

 —No tengo hambre.

Señalo el plato—. Me da igual, vas a comer.

No noto cambio en su físico, no es como si Ben haya dejado de comer, pero sé que hay a personas a quienes la ansiedad no les afecta como a mí. Yo si lo paso muy mal voy a comer más, como si tratara de llenar un agujero que el malestar ha causado, pero Ben es de esos a los que se les cierra el estómago y hasta que no le vea comer delante mío no voy a poder quedarme tranquila.

Me mira, completamente tenso cuando se da cuenta de que tiene que acercarse hasta la mesa. Su cuerpo pasa de mostrar el más puro cansancio a verse alerta en escasos instantes. Se sienta, alcanza el tenedor y lo deja caer en el plato sin ganas de comer.

—No entiendo las leyes —murmura.

Tengo que inclinarme un poco hacia adelante para escucharle mejor. El abatimiento sí ha hecho mella en su voz.

—Podemos buscar a un buen abogado, tengo unos ahorros que no me importaría dejarte —propongo.

Llevo años ahorrando para cuando tenga que irme a la universidad, para poder pagarme el primer año al menos y un diminuto apartamento mientras trabajo para conseguir algo más. Es por eso por lo que he callado tanto tiempo, pero incluso si me quedara sin nada por ayudar a Ben, estaría dispuesta a quedarme otro año con los Daking e irme después con sólo el dinero suficiente para aguantar un mes fuera. Ya encontraría algo después.

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