Capítulo 32 - Relaciones y escoltas

14.3K 1.4K 1.1K
                                    

Sé lo que vais a comentar así que empiezo yo: OMG LA IMAGEN :0

 Canción en multimedia: Naked — James Arthur

Capítulo treinta y dos — Relaciones y escoltas ღ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo treinta y dos — Relaciones y escoltas ღ

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

Los siguientes dos días son tan extraños que dudo que sean reales. Me encuentro sin ninguno de mis dos mejores amigos, forzándome a dejar la manía de buscar a Wen después de las clases que compartimos a un lado. 

En filosofía nos dejan tiempo para preparar otro trabajo que hago con Ariana, ella me ha pedido disculpas por todo lo que ha pasado más de una vez. Puede pensar muy mal de Wen y querer demostrármelo, pero que una amistad se rompa todos sabemos cómo puede llegar a doler sin importar lo que haya pasado.

Y, aunque encuentre a Arianna y Trevor por cada esquina y coma en compañía, no me había sentido tan sola en mucho tiempo. En gran parte, por mi culpa, porque es un sentimiento que me he inculcado yo misma. Es difícil, a veces, deshacernos de lo que nos daña porque, queramos o no, eso suele ser a lo que más nos aferramos.

El jueves me estiro ya entrada la noche, tiro de mis sudadera más gruesa para que me cubra del frío de finales de noviembre y salgo de casa móvil en mano. No me sorprende encontrarme a Jack merodeando por mi jardín. Lleva desde el martes sin pisar el instituto por haber sido expulsado unos días después de haber respondido mal a uno de sus profesores por no-sé-qué-ava vez. Por eso y por haber llenado junto con Noah y otro chico más de su equipo los pasillos de papel higiénico durante la última clase del lunes. De papel y de marcapáginas con el himno de nuestro equipo escritos en ellas. Pegaron también carteles con el mismo himno por todas partes, lanzaron folletos dentro de los aulas sólo porque este viernes iban a tener otro partido y llamar la atención es algo muy de ellos.

Ahora puedo jurar tener esos marcapáginas hasta entre mi ropa.

—Estás graciosa con dos coletas.

—Hola a ti también —Paso una mano por mi recogido, la aparto casi al instante—. ¿Vuelves a ser mi escolta?

—Estoy aquí, ¿no?

—Congelándote para acompañarme durante quince minutos —desde que le conté lo de Ben no ha habido ninguna otra cosa que me haya callado, no para él. Lo que no me esperaba fue que cuando le dije que no saldría a correr hasta que Ben se fuera para pasar los días con él, Jack fuera a exigirme saber la hora para acompañarme ese tramo. Ayer llegó a guardar su número en mi móvil como contacto de emergencia para que le llamara cuando "saliera de casa de Ben y fuera una emergencia porque no quería volver sola a casa tan tarde". Le dije que se durmiera y que a las cinco le llamaría. Se quedó feliz. Yo volvía a casa sola a las cuatro de la mañana, enviándole un mensaje cuando ya estaba entre mis mantas, no iba a hacer que se despertara sólo para ir hasta casa de Ben y luego acompañarme a casa. Le estaba robando más de una hora sólo para eso, bastante que me acompañaba en el camino de ida. No le gustó demasiado—. Sabes que no hace falta.

Senior YearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora