Capítulo 27 - Una razón para ser egoísta

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Canción en multimedia: In my head — Peter Manos

Capítulo veintisiete — Una razón para ser egoísta ღ

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Capítulo veintisiete — Una razón para ser egoísta

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Al salir de la última clase estoy furiosa, más por haber tenido que escuchar a Wen parlotear en nuestra mesa del comedor sobre Jack durante todo el tiempo que hemos tenido. Wyatt estaba con nosotras, en silencio y prestando más atención a su móvil que a cualquier otra cosa.

Wen no se ha callado en ningún momento.

He estado a nada de rodar los ojos cuando me ha dicho que tener el mismo número es algo que va a llamar la atención de él y que ya hay rumores sobre ellos sólo por eso ¡Es sólo un número! ¿Desde cuándo llevar el mismo número les hace pareja? Al parecer para los alumnos de cursos inferiores, de toda la vida.

He perdido la cuenta del número de veces en las que que he bebido agua para no tener que responder a alguno de sus comentarios. Porque sí, ya sé que a él le encantan las películas de terror y que pronto va a haber un evento en un pequeño cine de las afueras, que ella quiera invitarle no me hace tanta gracia. Lo peor es callármelo, tan solo si ella no hubiera pronunciado esas palabras... Si no tuviera que sentirme mala amiga por pensar como lo hago. Wen lo ha hecho siempre todo por mí, en cierta forma se lo debo. Le debo no entrometerme por mucho que eso me moleste.

Sólo hay un pequeño fallo en esa teoría, que se trata de Jack y me asusta lo que me está haciendo sentir, porque por él sería capaz de ser la persona más egoísta a la que he conocido. Y temo la persona en la que eso pueda llegar a convertirme.

Pero sé que voy a serlo.

Por eso espero, después de que termine la última clase del día, junto a la puerta a que él salga, le alcanzo antes de que llegue al aparcamiento, teniendo que esquivar alumnos para llegar a él. Su sonrisa es inmediata.

—¿Nunca te han enseñado a no ir en dirección contraria a las avalanchas de personas? —Pregunta todavía desde algo de distancia.

Sí, la molestia de los empujones continuos no es cómoda.

—Pueden haberlo hecho, pero me aburro escuchando sobre temas de seguridad.

Jack levanta la mirada al llegar a mi lado, siento su mano sobre mi hombro y cómo en el momento en el que se acerca moverme entre los alumnos se vuelve más fácil. Tener a cualquier de algún equipo cerca es como un comodín, una forma de que te abran pasillo de forma inmediata.

—No te he visto en casi una semana.

Sé que en cuanto salga tendré el tiempo justo para despedirme y subir al coche del señor Daking, él siempre mantiene la vista puesta en la puerta desde su coche. Desde que vino la primera vez he podido sentir sus ojos claros clavados en mí como los de un cazador en su presa, siguiéndome hasta que estoy subida en el coche. Me encuentra nada más salgo, así que tiro del brazo de Jack para alejarle un poco de la puerta y pasar hacia otro de los pasillos aunque también esté abarrotado.

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