Jack y Ashley son un desconocido el uno para el otro , pero, cuando terminan encerrados juntos durante más tiempo que el que a ambos les gustaría sus caminos se cruzaron y, para bien o para mal, no fue tan fácil para ninguno dejarlo pasar.
━━━━━ ◈ ━...
Canción en multimedia: Start again — Natalie Taylor
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo cuarenta y cuatro — ...pero a veces vuelven
──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────
Soy de las primeras por no decir la primera en pisar el instituto después de vacaciones. Encuentro mi sonrisa entre caras largas y quejas. Para ellos su casa es su refugio, para mí es todo menos eso.
Sólo que esta vez hay algo diferente porque, entre los compañeros que empiezan a llenar los pasillos encuentro más de una mirada poco descarada hacia mi persona. Un pequeño grupo de chicas de dos o tres años menos se dan en el brazo y me señal sin pensárselo dos veces. Después la castaña baja el brazo y se vuelve hacia sus amigas entre murmullos cargados con sorpresa.
Acomodo la mochila sobre mi hombro y lo ignoro. A saber qué ha hecho Wen esta vez. ¿Qué rumores le faltan por extender? ¿Ahora deberé de hacerme la sorprendida si me entero que ha estado diciendo que, no sé, tengo la rabia o algo así?
Llego a mi taquilla, meto los libros que no necesito y relleno mi mochila con lo que voy a usar durante las clases de la mañana. Al cerrar la puerta me sobresalto por la figura que ha aparecido al otro lado.
—Wyatt, maldita sea. —Coloco el candado y me echo la mochila al hombro—. Hay algo que se llama hablar, ayuda a que no les dé un ataque al corazón a las personas cuando apareces a su lado. Deberías probarlo.
—¿Qué tal las navidades?
—Bien. ¿Las tuyas?
Se encoge de hombros—. Bien. ¿Vas a clase ahora?
—¿Adónde voy a ir si no?
Hago el amago de girarme, pero él apoya una mano sobre mi hombro para impedirme desviar la atención. Su sonrisa nerviosa lo dice todo. Cierro los ojos por un segundo y bajo el tono de voz.
—¿Va a intentar asustarme? —Ambos sabemos a quién me estoy refiriendo y a quién estaba intentando cubrir Wyatt. ¿A quién quiero engañar? No hay vuelta de vacaciones en la que uno de los dos no haya planeado una putada para el otro. Ni siquiera saliendo iba a terminar. Wyatt asiente, su mirada sobre mi hombro—. ¿Rápido o despacio? ¿Cuánto le queda para llegar?
Al preguntarlo descuelgo la mochila de un brazo y abro el bolsillo pequeño. Sin sacar la mano le quito la tapa al pequeño frasco que he traído y con la mano lo mantengo cerrado.
—Lento, cinco segundos.
Wyatt me da un pequeño apretón en el brazo como aviso y lanzo el contenido del bote sobre mi hombro sin siquiera mirar. Cuando me giro estoy lista para ver a Jack con la cara llena de purpurina gris, en su lugar le encuentro levantando una toalla blanca que le ha protegido.
—Casi —murmura.
Lanza la toalla sobre mi cabeza y mi mochila se cae al suelo. Con eso me lanza sobre su hombro. La sorpresa me deja sin habla, un segundo después le estoy gritando que es idiota.
