Capítulo 37 - Entrenamientos y confesiones

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Canción en multimedia: War is love — Bobby Andonov

Capítulo treinta y siete — Entrenamientos y confesiones ღ

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Capítulo treinta y siete — Entrenamientos y confesiones 

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—¿No crees?

Siento una mano sobre mi hombro con la pregunta, devolviéndome a la realidad. Parpadeo como si eso fuera a sacarme de mis pensamientos y en cierta forma supongo que lo hace. Junto a eso, también vuelvo a sentir el frío con más fuerza sobre mi cuerpo, las calles son heladas de madrugada, más hoy.

Jack aprieta un poco mi hombro como llamada de atención antes de dejar la mano caer.

—Perdona, no estaba escuchando.

—Lo he notado —dice—. Llevas más de diez minutos diciendo "ajá" o sonriendo cada vez que te preguntaba algo.

—Perdón.

Reviso un poco las casa que tenemos más cerca y el nombre de la calle. Ya no queda mucho para llegar a mi casa, íbamos a ir en el coche de César, pero Jack se había negado con ganas al saber que César había bebido algo. Por muy bien que diera la sensación de estar y pese a haber repetido que llevaba casi dos horas sin probar, Jack se ofreció a acompañarme andando porque él tampoco tocará su coche cuando ha bebido. He entendido rápido el porqué, así que he preferido aceptar sus palabras y no presionar, ahora estoy sintiendo el viento helado querer enfermarme con cada golpe.

—¿En qué piensas que te distrae tanto? —pregunta.

Me encojo de hombros para no tener que responder porque ya puedo imaginarme la vergüenza con la que pronunciaría esas palabras. Puedo saber que Wen se equivocaba en algo: Jack no sale conmigo porque quiera salir con todas las chicas del "equipo". Al contrario que ella, yo sí sé distinguir la sinceridad en él, pero ha conseguido con éxito que sus palabras me persigan.

Me dijo que sus relaciones no duraban y da la sensación de ser más cercano a sus ex novias que lo habitual. Él y Arianna son inseparables, tampoco he visto que visto que rehuyera de María o Charlotte, al contrario, son de las primeras personas a las que saluda. Eso me hace pensar si su problema es confundir las amistades con algo más.

—En nada —miento—, sólo tengo demasiado sueño como para mantenerme completamente despierta. 

—Me has pedido disculpas dos veces en un día, ¿quieres que no adivine que hay algo mal? Porque o me han cambiado de novia o a ti te pasa algo. Aunque si ha sido lo primero, prefiero que no se lo cuentes, sería algo incómodo.

La palabra "novia" es música para mis oídos.

Acelero un poco el paso al reconocer mi casa en la distancia.

—Estoy cansada —repito.

Una vez escuché que si repites una mentira muchas veces terminas por creértela y, que si te la crees, se vuelve real. Quizás eso es lo que estoy tratando de hacer para sacar de mi cabeza esas desagradables teorías.

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