Capítulo 7 - Amistades

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Canción en multimedia: Antidote — Faith Marie

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Capítulo siete — Amistades

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Después de un curiosamente cómodo camino hasta la biblioteca me aseguro de tener un poco mirada por encima la estructura de las disertaciones y pararme a leer un poco de información acerca del punto de vista de distintos filósofos acerca de ello. Preparo un poco el terreno antes de tomar ese grueso libro acerca de Van Gogh con el que llevo ya un par de semanas. Saco mi cuaderno de literatura, abriéndolo al revés para poder dar con mis pequeños apuntes sobre arte, esos mejor escondidos para que los Daking no dieran con ellos. En realidad, no hay mucho, sólo un pequeño esquema con palabras que me recuerden eso que ya he memorizado. Me quedo hasta las seis y media pasando páginas, aprovechando cada segundo y sin poder evitar revisar la hora en mi móvil. La ansiedad de saber el poco tiempo que tengo siempre me deja algo en tensión, forzándome, sin quererlo, a saltarme palabras y frases completas.

Vuelvo a casa a paso rápido, con todo bien guardado y una explicación de lo que he estado haciendo ya preparada para cuando Brigitte o el señor Daking se crucen en mi camino. La cena está casi lista para cuando cruzo la puerta. Como la mayoría de las veces, el silencio es nuestro mayor acompañante mientras comemos.

Es un día normal de rutina, uno de esos que ahogan y te hacen sentirte como si hubieran añadido una cuerda más a las ataduras que ya mantenías y, aun así, estoy calmada. Reviso los ahorros que guardo con tanto ahínco en una pequeña caja de madera que escondo dentro de otra caja de zapatos de mi armario, los billetes están doblados, formando montones con cantidades fijas en mi cabeza que he rodeado con plástico transparente para que no se vayan soltando. Puede que los Daking no estuvieran de acuerdo cuando quise trabajar en una cafetería por las tardes, la dueña era una mujer encantadora que me acostumbra a ver allí una vez a la semana. Ella accedió, pero la señora Daking volvió con su cuento. "No puedes perder el tiempo —dijo—. Nosotros te damos lo que necesites, tu único deber son los estudios".

Aun así no han podido evitar que yo haya ido buscando algún que otro trabajo aquí y allí, pasear a algunos perros en vacaciones mientras que los Daking creen que he ido a dar una vuelta para despejarme. O trabajar como niñera algunos fines de semana que mi familia adoptiva cree que me paso estudiando con Ben. Su tía abuela me ha cubierto tantas veces ante ellos que jamás podré agradecérselo lo suficiente. Ahora, aunque sea poco, ya tengo algo con lo que empezar. Quiero irme nada más cumplir la mayoría de edad, cuando no necesite que ellos firmen mis permisos. Me iría lejos y trabajaría para poder ir ahorrando dinero con el que pagar un apartamento compartido o residencia universitaria. Al menos eso lo doy por hecho, si sigo así mis notas van a meterme en una universidad con una beca que salve mi futuro, porque el dinero de los Daking desaparecerá de entre mis oportunidades nada más yo me vaya.

Senior YearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora