Capítulo 49 - San Valentín de un Mason

9.5K 1.1K 506
                                    

Canción en multimedia: IDGAF — Día Lipa

Capítulo cuarenta y nueve — San Valentín de un Mason ღ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo cuarenta y nueve San Valentín de un Mason 

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

Narra Jack Mason:

—Jack, ¿cuándo vas a recoger la ropa que has dejado tirada en el salón?

Aparto la mirada del cuadro y me encuentro con los ojos claros de mi madre desde la puerta. Ella clava su mirada en la pared y una sonrisa cruza sus labios.

—Es muy bonito —dice—. Tiene talento.

—Lo sé.

Se lo enseñé ayer cuando nada más cruzar la puerta de mi casa destrocé el papel para ver qué contenía. Entonces nos vi, a mi hermano y a mí años atrás en el mirador que le conté a Ashley que Spencer había descubierto, pero menos realista. Estábamos nosotros, en nuestro lugar, pero con unos colores tan intensos que no podía ser real, era como si hubiera sacado a relucir lo que nosotros veíamos y no la imagen real. Me gusta eso, cómo puede encontrar algo en el mundo que está oculto a plena vista, cómo las imágenes se mueven para ella.

Me levanto de la cama para despejar mi mente.

—Lo recogeré cuando vuelva, voy a llevar a Audrey a comer.

—Jack, ¡luego no vas a recogerlo!

—¿Por qué no confías en mí?

—Porque si hicieras todo lo que tienes que hacer no tendría que ser yo quien arregla tus cosas y siempre termino siendo yo.

Recojo mi chaqueta y dejo un beso sobre la mejilla de mi madre antes de salir de mi habitación. Golpeo la puerta de mi hermana para avisarla. Todavía desde el marco de mi cuarto, mi madre mira una última vez el cuadro antes de buscarme a mí, hay ternura en ella, sabe cuánto quiero que Audrey sea feliz y los valores que quiero inculcarla.

Sin Spencer aquí todo ha recaído sobre mí. Como mi hermana quiero cuidar de ella, pero sé que es cosa de ella tomar las decisiones que encaminen su vida. De ella dependerá su futuro, no de mí, por eso me he ofrecido para llevarla conmigo hoy a comer. Quiero que cuando tenga novio sepa cómo tiene que ser tratada, que nunca deje que la pisen. Así que cuando ella sale de su habitación le ofrezco la mano, pero rueda los ojos y se despide de mamá con unas rápidas palabras para luego bajar corriendo las escaleras.

—Jack, cuidaos.

—Tranquila mamá, siempre lo hacemos.

Audrey ya se ha encargado de elegir el restaurante al que quería ir. Un italiano a media hora de casa del que una amiga suya le había hablado bien. Durante todo el camino se dedica a cambiar las canciones y cantar a todo pulmón. Cuando una familiar llega a mis oídos ella la cambia demasiado rápido como para poder decirle que la deje, es una de las que suele poner Ashley cuando la llevo en coche, una de esas antiguas que tanto le gustan y que por mucho que he odiado empiezan a gustarme.

Senior YearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora