Jack y Ashley son un desconocido el uno para el otro , pero, cuando terminan encerrados juntos durante más tiempo que el que a ambos les gustaría sus caminos se cruzaron y, para bien o para mal, no fue tan fácil para ninguno dejarlo pasar.
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Canción en multimedia: Broken Glass — Rachel Platten
Chico en multimedia: Noah Saulnier — Joshua Anthony Brand
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Capítulo doce — Seguro de vida ღ
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Se podría decir que el fin de semana ha sido tranquilo, la única excepción respecto al resto de semanas es que este es ese sábado del mes en el que Brigitte me lleva con ella al Spa. Como las otras veces, prácticamente no hablamos entre nosotras y permanecemos la mayoría del tiempo en salas separadas.
Depilación completa, limpieza facial, masaje y manicura. Esas son mis cuatro elecciones cada vez que venimos, algo con lo que gastar algo de tiempo que ni siquiera termino siendo capaz de disfrutar por todo lo que tengo en la cabeza.
Brigitte adora esto, lo sé porque al igual que cuidar su cabello con caros tratamientos y tener toda la ropa de si armario de marca, es algo que le suele hacer parecer humana. Es una de las pocas formas de ver algún sentimiento en ella. Y ella es también así conmigo la mayoría del tiempo. Mi ropa es, por lo general, cara. No puedo decir que me falte nada y luego están estos caprichos de ella que comparte conmigo. Algo que sin duda podría disfrutar si luego no estuviera también presente su otra faceta. Esa tan dominante y repelente que me mantiene estudiando todas las horas del día que tengo libre, con una gran presión sobre mis hombros y miedo a cometer un pequeño error en cada examen.
El lunes como con los chicos y Wen. Es divertido ver a Wyatt confuso el tiempo que estamos ahí, pasando la mirada entre nuestros amigos sin entender cómo no sale ningún comentario molesto por parte de ellos. El martes me veo siendo arrastrada por Wen para ver la segunda prueba que tiene que hacer, esta vez me siento sola en las gradas mientras espero. Las chicas pre-seleccionadas tienen que jugar un partido entre ellas. Son siete y, si no me equivoco, sólo tienen los huecos de las cuatro chicas que se graduaron el curso pasado, que empiecen los juegos del hambre.
Me mantengo en una de las primeras gradas, con esa sudadera ancha que le he robado a Ben cubriéndome casi por completo y una manzana a medio comer en mis manos. En el suelo a mi lado, una napolitana todavía en su bolsa y mi botella de agua. Arianna se acerca antes de empezar junto a su gemela.
—Ginny siente mucho lo que pasó —avisa—, por favor, haz esta prueba, te queremos en el equipo.
Sin poder evitarlo busco a la recién nombrada por el gimnasio. La veo a bastantes metros, su larga melena rojiza recogida en una coleta alta y el uniforme ya puesto. Mueve un silbato entre sus dedos, hablando con Trixie con bastante tranquilidad. Incluso si me llegara a pedir disculpas tendría que pensármelo, sin ellas la respuesta no va a cambiar. Ya tengo mucha tensión encima como para añadir más.
