Eddie

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Siempre había adorado a Eddie, no sólo por ser uno de mis mejores amigos, sino también por lo tierno que era.
A pesar de que teníamos la misma edad, algo en sus actitudes y su forma de expresarse lo hacían ver demasiado aniñado, y eso de cierta forma me encantaba.
No podía evitar pellizcar sus mejillas cariñosamente cada vez que se enojaba por algo o revolverle el cabello cuando estaba triste, y a pesar de que a los demás los habría matado por hacer aquello, a mi me lo permitía.
Un buen día, mientras caminábamos por la feria, nos acercamos hasta uno de los tantos juegos, el de tumbar latas para ser exactos.
Pude ver entre los tantos peluches que adornaban la pared, a cierto fantasma verde que le encantaba a Eddie y sin dudarlo, jugaría para ganarlo.

–Es imposible, ____. Estos juegos son una estafa.–exclamó Eddie mientras me preparaba para lanzar.

–¡oye, pequeño!–el dueño del juego intervino molesto–. Aquí no hay ninguna trampa y para demostrártelo...–tomó él mismo una de las pelotas y la lanzó contra las latas, tumbándolas todas.

Eddie no dijo nada más, sacó un billete y pagó por 3 intentos.

–Vamos, campeón. Tú primero.–lo alenté.

La primer pelota no pasó ni cerca de las latas, la segunda rozó apenas la lata de la punta y la tercera impactó en una.

–¿ves? No hay trampa, solo falta de talento.–bromeó el tipo.

–¡oiga!–exclamé molesta.

–Ya vámonos, ____. Hay muchos otros juegos por aquí.–lo detuve.

–No me voy a ir sin ese muñeco...–

Tomé una de las pelotas y la lancé al centro de la pirámide de latas, tumbándolas todas.

–Quiero el verde.–dije señalando al fantasma.

El tipo de la tienda, a regañadientes, me lo dió.

–Usted lo dijo, es cosa de talento.–sonreí mientras comenzábamos a alejarnos del puesto.

–Le cerraste la boca a aquel idiota.–Eddie rió.

–Ten, es para ti.–le tendí el peluche.

–Pero... Tú lo ganaste.–

–Sí, lo gané para ti.–

El chico, más sonriente que antes, tomó el muñeco entre sus brazos.

–Gracias...–

De la nada, Eddie terminó en el suelo. Unas risas comenzaron a escucharse.

–Piérdete, Henry.–Solté ayudando a Eddie a ponerse de pie.

–Vamos, prima. Deja de salir con este bebé y ven con nosotros, haces quedar mal a la familia juntándote con este imbécil.–

–Que tengamos el mismo apellido no significa que tengo que ser igual de idiota que tú.–solté enojada–. Así que si no quieres que le diga a tu padre lo que acabas de hacer, te recomiendo que te des la vuelta y te marches justo por donde viniste.–

El chico borró su sonrisa y comenzó a alejarse.

–Ya te advertí, deja de perder el tiempo con ese mariquita...–gritó antes de perderse entre la multitud.

–Idiota...–susurré por lo bajo mientras volteaba a ver a Eddie–. ¿Estás bien?–sacudi la tierra de su hombro.

Eddie apartó mi mano bruscamente.

–¡no, no lo estoy! Estoy harto de que todos me traten como a un bebé, incluida tú.–

–Yo no-

–Y no lo niegues, te la pasas diciendo que soy tierno, adorable y todas esas cosas.–me tendió el muñeco–. Tómalo, ya no lo quiero, solo los bebés tienen peluches.–

–... Hace dos minutos estabas feliz de tenerlo.–

–B-bueno sí, pero ahora no lo quiero. Tengo que dejar de ser un bebé para que me tomen en serio, para que TÚ me tomes en serio. ¿Cómo voy a lograr que te fijes en mi si me ves como a un niño?–abrí los ojos sorprendida mientras me arrojaba el peluche.

¿Realmente tenía a Eddie frente a mi declarándose?

–Eddie, sí eres un niño. Ambos lo somos por si no lo sabías.–solté sonriente.

–Sabes a lo que me refiero...–dijo pateando una piedrita.

–No creo que seas nada de lo que henry dijo antes. Para mi, eres un chico increíble, Eddie.–

–Sí, increíblemente "tierno y adorable". Dices eso todo el tiempo. ¿Pero sabes qué más es tierno y adorable? Los bebés.–

–¡no eres un bebé, por todos los cielos! Eddie...–levantó la vista y me miró–. Te quiero tal y como eres y no importa si crees que eres un bebé, una vaca o un alien, siempre seguiré queriendo a Eddie Kaspbrak.–le dí el muñeco.

–Entonces... ¿Sí me quieres?–besé dulcemente su mejilla.

–Muchísimo.–

El chico sonrió mientras tomaba mi mano y continúabamos nuestro camino.

No tiene nada que ver, pero me causó demasiada gracia xD

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No tiene nada que ver, pero me causó demasiada gracia xD

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