–¿terminaste tu proyecto de biología?–soltó Tina mientras salíamos de la escuela.
–Casi, debo terminar de juntar algunas muestras de hojas en los baldíos y ponerlas en mi lámina.–
–Te lo tomaste demasiado en serio, no era necesario buscar todos los malditos arbustos de Derry.–me encogi de hombros.
–Cuando me pongan un 10 y a ti un mísero 7, voy a saber que valió la pena.–
–Eso no es un insulto, amiga. Si llego a sacarme un 7 aprobaré justo, es más que suficiente para mi.–
Iba a contestarle, cuando sentí una traba en mi pie y cómo perdía el equilibrio.
–Deberías ver por donde caminas, cerebrito.–Greta y sus amigas se reían mientras pisaban la lámina sin terminar que traía en mis manos.
Genial, tendré que hacerla de cero.
–¿Y tú que miras, "Tina zorrita"?–Una de las chicas se acercó peligrosamente a mi amiga.
Ambas sabíamos lo que harían, a mi me tirarían al suelo y tal vez romperían mis cosas, pero a ella la golpeaban. Nunca supe porqué tenían esa mala costumbre. Tina me miró asustada, sabía lo que estaba pensando.
–¡corre! Estaré bien.–grité desde el suelo.
Algo insegura, Tina se echó a correr, siendo seguida por todas las chicas. Al levantarme, sentí un horrible ardor en mi rodilla, estaba sangrando.
Genial, simplemente genial.
Tomé los restos de mi lámina y los guardé en mi mochila. Si quería tener el proyecto listo para mañana, debía ponerme a buscar las condenadas hojas ahora mismo.
–¿te encuentras bien, ____?–al levantar la vista, me encontré con mi compañero de curso, Belch Huggins, quien se acercó a mi.
–¿vas a... golpearme?–solté algo asustada.
–¿qué? No. Sólo quiero ayudar.–Miró mi pierna–. ¿Greta hizo esto?–asenti–. Es una idiota.–
–Pero... tú también lo haces.–solté algo nerviosa.
–Henry es el que lo hace, yo... Sólo lo acompaño.–fruncí el ceño.
–No haces nada para evitarlo, es lo mismo.–
–Esta bien esta bien, tienes razón.–miró mi rodilla nuevamente–. Eso no se ve muy bien ¿quieres que lo vende?–
–Claro...–
Nos sentamos en un banco del patio y Belch sacó algunas cosas de su mochila.
–¿por qué traes eso en la mochila?–solté con curiosidad al ver que se trataba de vendas y demás cosas para desinfectar.
–Los chicos suelen pelear jugando, pero a veces se les va de las manos y terminan golpeándose de verdad, yo soy el enfermero luego.–sonreí.
–Eres "mamá Belch", cuidando a sus polluelos idiotas.–el chico rió de forma algo chillona, contagiándome la risa.
–Supongo que tienes razón.–terminó de vendar mi pierna–. Listo.–
–Gracias, Belch.–el chico asintió sonriente.
–¿quieres que te acompañe a casa? Tal vez tengas un poco de dolores por el vendaje.–
–Esta bien, además tengo que ir a los baldíos.–el chico parecía confundido–. Greta rompió mi proyecto para mañana, así que debo rehacerlo. Necesito muestras de hojas de todos los arbustos de Derry.–
–Ya veo... ¿quieres algo de ayuda?–
–Ya me ayudaste demasiado, no quiero ser una molestia.–
–Para nada, déjame ayudarte.–sonreí.
–Está bien, gracias.–
El chico me guió hasta su auto, para luego ir hasta los baldíos.
°•°
Entre risas y bromas, pudimos juntar todas las hojas que necesitaba. A pesar de lo que todos decían de Belch, era un chico amable y vergonzoso. Realmente no entiendo qué hace con Henry y sus idiotas. En cierto momento, perdí de vista al chico. Lo busqué preocupada por todos lados, pero no lo encontraba. Cuando ya estaba comenzando a asustarme, el chico surgió de entre unos pastizales, con la cara llena de rasguños.
–¿¡qué te sucedió!?–solté mientras me acercaba a él.
–Me pareció ver algo entre los pastizales.–puso su mano frente a mi, mostrándome una pequeña flor violeta–. Nunca había visto esta flor y creo que sería increíble que la pongas en tu lámina.–sonrió.
–¿Y tu cara?–
–Oh, no es nada. Quise cruzar por unos arbustos altos y resulta que tenían espinas.–soltó como si nada–. ¿no crees que es hermosa?–
–Sí, Belch. Es hermosa.–lo miré sonriente–. Ven, te limpiaré esas heridas.–
Lo tomé de la mano y lo guié hasta un gran árbol, donde nos sentamos y comencé a limpiar los pequeños cortes de su cara.
–¿podrás rehacer tu lámina con las hojas que encontramos?–asentí.
–Claro y con esa flor que encontraste, sin dudas será el mejor proyecto ¿tú qué hiciste para exponer?–
–Nada.–lo miré rápidamente–. Necesito sacarme un 10 y no creo que el profesor me lo ponga, me ahorré la molestia.–
–Eres un bobo... ¿qué te parece si exponemos juntos?–
–¿segura? Pero fuiste tú quien investigó todo.–
–Tal vez, pero tú hiciste el trabajo de campo.–señalé sus heridas.
–No lo sé, siento que estoy robándote crédito...–este chico no dejaba de sorprenderme.
–Belch Huggins, eres la persona más maravillosa del mundo.–
–¿yo, maravilloso? Si ser maravilloso significa ser torpe, vergonzoso y muy vago... sin dudas soy tu chico.–soltó divertido.
Tras soltar una pequeña risa y terminar de limpiar sus heridas, me acerqué a Belch y besé dulcemente su mejilla, dejándolo confundido y totalmente avergonzado.
–Listo, totalmente limpio.–le sonreí.
–Gracias...–Belch sonreía sin mirarme.
Tomé la mano del chico y nos pusimos de pie. Sin decir nada, caminamos hasta el auto y nos fuimos.
Este chico sin dudas es maravilloso.
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