Henry

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Otra paliza.
Ya perdí la cuenta de cuántas recibí esta semana. En esta oportunidad, fue por haber derramado un poco de cerveza sin darme cuenta sobre la alfombra de la sala. Me gané dos puñetazos por eso.
Me encontraba recostado contra la mesita de luz en mi cuarto, llorando en silencio, pues no quería despertar a papá y ganarme otra paliza por eso.
Una inmensa pesadez me invadía, me sentía débil, indefenso.

Un cobarde.

Pero ¿qué podía yo hacer en esta situación? ¿enfrentarme a mi padre? Eso era simplemente imposible.
No me sentía mal por ser golpeado, sino por no poder hacer nada al respecto. Mi situación era mala y nadie ajeno a esta casa lo sabía.
La ira era lo que por años me quitaba el sueño, la que no me permitía pensar más que en hacerle a los demás lo que me hacían a mi. Pero en estos últimos días, la tristeza comenzaba poco a poco a reemplazar esa ira.
La ira era fácil de canalizar a través de los golpes pero

¿y la tristeza?

¿qué se supone que hace la gente cuando esta triste?

Supongo que lo habla con sus familiares y amigos.

¿familia? Sólo tengo al estúpido de mis padres.

¿amigos? Ni de chiste, no quiero verme débil frente a ellos.

Supongo que ese plan no es una opción para mi.

Con algo de dolor me puse de pie y salí de casa.

°•°

Caminaba sin demasiado rumbo, hasta que llegué a una parada de autobús. Una punzada de dolor se hizo presente en mi estómago. Levanté mi camiseta, dejando a la vista unos ya morados hematomas.

Demonios, papá. Esta vez te pasaste.

–Buenos golpes ¿al menos ganaste la pelea?–

Levanté la mirada, encontrándome con una chica fumando un cigarrillo a unos metros de mi.

–No creo que sea posible ganar una pelea contra tu padre.–solté bajando mi remera.

–Dilo por ti mismo, yo acabo de darme unas buenas cachetadas con mi madre.–le dio una calada al cigarrillo–. ¿te has puesto algo para que no se inflame?–exhaló una gran cantidad de aire.

–¿te importa?–se encogió de hombros.

–Sería una lástima que ese bonito torso marcado se arruine.–sonreí de lado.

–¿tienes algo para esto?–la chica arrojó el cigarrillo al suelo.

–Tal vez tenga alguna crema...–caminó hasta una moto sobre la acera y se subió–. ¿vamos?–

Sin dudarlo demasiado, seguí a la chica.
Por primera vez, siento que podría llegar a terminar bien una maldita noche.

 Por primera vez, siento que podría llegar a terminar bien una maldita noche

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~° One shots y otras cosas de "IT"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora