Belch

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No me lo pediste, pero sé cuánto te gusta este osito, asi que te lo dedico a ti Abel-angelus 😘

°•°

–Hey, Belch.–llamé la atención del chico, quien me dedicó una rápida mirada antes de volver a mirar al frente.

–¿sí, princesa?–sonreí frente al apodo.

–¿realmente tienes que ir con Henry? Podemos ir por un helado o simplemente pasar la tarde en el parque... Porfiiiis~canturreé en su oído, sacándole una sonrisa.

–Tal vez mañana, ____. Prometí pasar por Victor y pasar la tarde en casa de Henry, no puedo romper mi promesa.–suspiré rendida mientras volvía a acomodarme en mi asiento.

–Como quieras, tú te lo pierdes. Tal vez invite a Steve a tomar un helado...–miré disimuladamente a Belch, quien pareció molestarse.

–Oye, no hagas eso.–

–¿hacer qué?–sonreí ampliamente.

–Hacerme enojar.–

–No lo hago, solo... Te incentivo a que no me dejes solita.–le quité la gorra y me la puse–. Si no te quedas conmigo, no te devolveré tu preciada gorra.–

–No negocio con terroristas.–frunci el ceño.

–No soy terrorista, solo soy una chica que quiere a su novio con ella. Eso sí, si sigues dejándome de lado por ese par de pubertos, les meteré una bomba por el trasero para que vuelen lo más lejos posible de aquí.–Belch rió.

–Ok, ok. No es necesaria tanta violencia. ¿Qué te parece esto?–frenó el auto frente a mi casa–. Vamos por Victor, lo dejo con Henry y luego los dos vamos por un helado. Nada de pubertos, nada de bombas y por último... Dame mi gorra.–quiso tomarla, pero lo aparté.

–Me parece un buen trato, peeeero... Si quieres tu gorra tendrás que darme un beso.–sonreí divertida.

–Será un placer...–

Belch se acercó a mi y plantó un fugaz beso sobre mis labios.

–Fue un placer hacer tratos con usted, señor.–le devolví la gorra.

–Lo mismo digo, princesa.–

–Déjame avisarle a mamá que saldré contigo.–abrí la puerta del auto y bajé–. Luego iremos por el cabeza de harina ¿si?–Belch se rió con ganas.

–Cabeza de harina... No puedo esperar a decírselo a Victor.–Negué divertida mientras entraba a casa.

Tras avisarle a mi mamá y tomar una chaqueta, volví a salir.

–¿me extrañaste?–solté sonriente mientras volvía a subir al auto.

–Demasiado, vamos por Victor.–

°•°

Luego de recoger al rubio fuimos a casa de Henry, quien esperaba en la entrada la llegada de sus amigos.

–¿por qué mierda tardaron tanto?–me miró en el asiento trasero–. ¿Y qué carajos hace ella aquí?–fruncí el ceño.

–Le prometí que pasaríamos la tarde juntos, solo vine a traer a Victor.–soltó Belch antes de que yo le dijera alguna grosería al idiota de Henry.

–Dijiste que estarías con nosotros hoy.–Henry se acercó enojado al auto–. No quiero pensar que vas a dejar a tus amigos por una...–me miró con ¿asco?–... Chica.–

–Henry, yo...–

–Esta bien, el imbécil tiene razón.–dije bajándome del auto–. A pesar de que pienso que eres una mala influencia para Belch, no quiero entrometerme en su... amistad.–

Belch bajó del auto y se acercó a mi.

–Pero prometí estar contigo.–negué antes de dedicarle una sonrisa.

–Antes prometiste estar con ellos, yo te presioné a romper esa promesa, esta bien.–me acerqué a él y besé su mejilla–. Eso sí, mañana te quiero a mi lado TODO EL DÍA, o ya sabes... Terrorista, pubertos, bomba...–susurré en su oído antes de alejarme de él–. Caminaré a casa, no te preocupes, osito.–

–¿osito?–Henry soltó una carcajada.

–¿quieres un apodo también? ¿Qué te parece "imbécil"? Creo que va genial contigo, aunque idiota también suena bien.–solté enarcando una ceja antes de alejarme de los chicos.

–Te amo, princesa.–soltó Belch a mis espaldas.

–Y yo a ti, osito. Nos vemos, imbécil... Cabeza de harina.–saludé sonriente a los chicos sin voltear a verlos.

–¿cabeza de harina? ¿es en serio?–soltó Victor algo ofendido.


Tras llegar a casa, me acosté en el sofá a dormir un poco, pues esa larga caminata hasta casa me había cansado bastante.

°•°

–Hija...–mi madre me despertó sacudiendo mi hombro suavemente.

–¿qué paso, mamá?–

La mujer me miró triste, al parecer no sabía qué decirme.

–Cómo decirte esto... Belch...–

–¿qué? ¿Qué hay con él?–el rostro de mi madre y sus palabras solo lograban asustarme.

–Él... lo... encontraron muerto.–

Sentí una horrible presión en el pecho.

–¿qué...?–mis ojos comenzaban a inundarse.

–Él y Victor, los encontraron muertos en el auto.–

–¿cómo?–

–Eso no es importante, hija–

–¿¡dime cómo mierda fue!?–

–Estaban... degollados.–

–¿y qué hay de Henry?–solté al recordar como el imbécil se la pasaba jugando y bromeando con esa estúpida navaja suya.

–A él no lo encontraron todavía...–

–¡fue él, mamá! ¡Lo sé!–solté entre lágrimas de tristeza y dolor–. ¡Voy a matarlo!–

Mi mamá me rodeó en un fuerte abrazo, el cual me resistí a corresponder, pero terminé cediendo.
No podía creer lo que estaba pasando. Hace menos de dos horas lo tenía a mi lado, bromeando y jugando a gusto y ahora...
Todo fue mi culpa, tendría que haberme mantenido firme en cuanto a nuestra tarde juntos. Si lo hubiese hecho, en este momento podría haber estado tomando un helado y no llorando por la muerte de mi osito.

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~° One shots y otras cosas de "IT"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora