–Terminamos, ya no quiero seguir con esta mentira.–solté con un nudo en mi garganta mientras lágrimas comenzaban a formarse en mis ojos.
–¿mentira? ¿De qué hablas? Si yo te-
–¡no te atrevas a decir que me amas! No si te la pasas mirándola a ella, no... me mientas.–
Jonathan comenzó a temblar, como siempre lo hace cuando entra en pánico.
–No es así, por favor... dame tiempo... yo...–negué.
–Te di demasiado tiempo, Jonathan. Pensé que tu distancia se debía a lo ocurrido el año pasado con Will, que estabas distante con todos pero... Sólo estabas distante conmigo, en cambio con Nancy parecieron estrechar lazos... ¿no?–
Sequé mis lágrimas con la manga de mi camiseta antes de sacar un pequeño conejo de peluche de mi mochila y estamparlo contra su pecho, obligándolo a tomarlo.
–Toma, creo que yo no debería tenerlo...–
En ese momento recordé cierto día en la feria, donde Jonathan habia ganado el muñeco.
Flashback
–Con este perro, te nombro "dueña de mi corazón"–
–Es un conejo...–
–Lo que sea.–reí–. Tú debes tenerlo por ser la chica que amo con toda mi vida.–me dio el muñeco.
–Yo te amo más.–besé su mejilla, aferrándome a su brazo y comenzando a caminar de nuevo.
Fin del flashback
Llevé la mochila a mi espalda y me alejé rápidamente de allí, ignorando las incesantes llamadas de Jonathan.
°•°
–Vamos, ____.–Bill, un buen amigo que acababa de llegar a la ciudad, llevaba más de una hora tratando de levantarme de la cama–. Demos un paseo. Debes tomar aire, te asfixias aquí dentro.–
–No quiero...–
–Pues... Vayamos a comer una pizza.–
–No quiero...–
–¿¡no quieres pizza!? Jesús, esto es grave.–una débil sonrisa se asomó en mis labios–. Bueno, al menos sonríes.–se sentó en mi cama y acarició mi espalda–. ¿Quieres hablar?–negué.
–Duele demasiado. Pensé... Que sería lo mejor, pero ahora no sé.–
–Acabo de llegar aquí y lo primero que encuentro es tu rostro mocoso. Vayamos a algún lado, al patio por lo menos.–
Al ver cuánto se preocupaba Bill, decidí salir un rato de casa.
–Saldré, pero con la condición de ir al cine, por algo de pizza y por último...–lo miré sonriente.
–Al parque, lo sé.–
Sonreí sintiéndome un poco mejor y comencé a arreglarme.
°•°
Tras ver Cazafantasmas en el cine y comer una gran pizza de muzzarella, fuimos al parque, donde saqué mi Polaroid y comencé a fotografiar cosas sin mucha importancia.
–Vamos, Bill. Posa para la cámara.–entre risas tomaba fotos de mi amigo, quien exageraba sus movimientos y hacía caras raras.
Todo era risas y bromas, hasta que vi a Jonathan acercarse hasta nuestra posición. En ese momento, la felicidad que tanto me había costado lograr, desapareció y fue reemplazada por la inmunda tristeza.
–Hola.–saludó plantándose frente a Bill y a mi.
Mi amigo, que nunca había visto a Jonathan hasta ahora, notó mi cara de molestia, por lo que dio unos pasos adelante.
–¿quién eres?–
–Soy Jonathan, novio de ____.–sentí una punzada en mi pecho.
–Oh, ya veo... Eres el tipo que la hizo sufrir, no intentó arreglar las cosas y se interesó poco y nada por ella.–soltó bill enojado.
Conocía demasiado bien a Bill como para saber que se estaba enojando demasiado, así que decidí intervenir antes de que todo fuera a mayores.
–Tranquilo, Bill. Déjame hablar con él ¿esta bien?–
–Pero...–presioné su hombro levemente y sonreí–. Como quieras, mocosa. Iré a... contar los perros del parque.–
–Gracias...–susurré mientras se alejaba.
Jonathan y yo quedamos sólos, obviamente ninguno sabía qué decir.
–¿qué quieres?–solté apartando la mirada.
–A mi novia de vuelta... y devolverle lo que es de ella.–sacó el peluche de su bolsillo y me lo tendió, mis ojos comenzaron a arder.
–No me pertenece, tú no me amas.–
–¡claro que te amo!–se acercó aún más a mi–. Sé que me comporté como un imbécil todo este tiempo, no tenía muy claro lo que me estaba pasando. Pero al verte aquel día llorando frente a mi y diciendo una y otra vez que yo no te amaba, me sentí la peor basura del mundo. Te amo, ____. Y no puedo estar sin ti.–
–Pero Nancy-
–Ella no es a quien amo.–lo miré fijamente.
Sus ojos estaban rojos, acaso... ¿estuvo llorando?
¿A quien quería engañar? Lo amaba demasiado. Me lancé a abrazarlo fuertemente, siendo correspondida de inmediato.
–Te amo, Jonathan... Te amo demasiado.–
–Yo te amo aún más.–exclamó estrechándome aún más entre sus brazos.
–Vaya, hay mucho amor por aquí.–Bill se acercó a nosotros con una bolsa de galletas.
–¿qué haces aquí?–se encogió de hombros.
–No hay muchos perros que contar.–Bill se acercó a Jonathan–. Soy Bill, mejor amigo y guardia personal de esta mocosa.–le tendió la mano.
–Jonathan.–se sonrieron levemente.
–Bueno, ¿seguimos caminando?–Bill comenzó a caminar mientras tragaba galleta tras galleta, dejándonos a Jonathan y a mi atrás.
–Ten, esto es tuyo.–me dio el conejo.
Sonreí para luego depositar un corto beso en sus labios.
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