–Recuerda volver antes de las 7, ____.–soltó mi mamá mientras me daba una bolsita llena de monedas.
–Sí, mamá. No te preocupes.–sonreí levemente.
–Ya puedes irte, diviértete con tus amigos.–
Claro, los que no tengo.
–Si, mamá.–
Salí de mi casa rumbo al arcade. Me había jurado romper el récord de Street Fighter y además, no tenía nada mejor que hacer. A pesar de que mamá pensaba que tenía amigos, la verdad era que no me atrevía a hablarle a nadie y para ser sinceros, no me molestaba mucho, me gustaba la soledad.
°•°
Llegué al gran arcade del pueblo y para mi buena suerte, el juego estaba desocupado. Inserté la primer moneda y comencé a jugar. Creía que me costaría un buen rato tomarle el ritmo, pero la verdad es que no estaba tan mal. Unos minutos después, una voz me distrajo y me hizo perder.
–¡casi rompes el récord, cool!–el famoso Richie "bocazas" Tozier se encontraba a mi lado.
–¿necesitas algo?–solté sin mirarlo, realmente no me sentía cómoda hablando con los demás y mucho menos con alguien que hablaba DEMASIADO.
–Iba a jugar, pero veo que me ganaste de mano ¿te molestaría si soy tu jugador número 2?– aunque no me gustaba mucho la idea, asentí.
Introduje una moneda y Richie otra, comenzando una pelea. Yo era Ryu, él era Ken. Me sorprendía lo bien que jugaba, pero no iba a perder.
–¡vaya, no lo haces nada mal!–sonreí avergonzada ante aquello antes de darle un último golpe y acabarlo.
–Tú tampoco juegas mal... pero no me llegas ni a los talones.–
–Oh vaya, señorita. Alguien se ha tomado una pastilla de ego.–reí–. Me sorprendes, ____ Thompson. Creí que la risa era algo que tú no practicabas.–
–No es que no me ría, es que nadie habla conmigo como para hacerme reír.–frunci los labios.
–En ese caso ¿quieres que yo te haga reír?–lo miré incrédula–. Podemos ser amigos si quieres.–
–Eso... sería genial.–el chico sonrió tiernamente.
En ese momento, miré la mejilla del chico, la cual tenía un pequeño moretón.
–¿y eso? ¿quisiste ver si en la vida real podías hacer un combo o algo así?–solté con gracia.
–¿esto?–señaló su mejilla–. Esta es la recompensa de tener un amigo terco... como sea, ¿nos vemos mañana?–sonreí antes de asentir–. Genial.–Richie se acercó y besó mi mejilla–. Nos vemos, señorita.–
–Adiós...–solté totalmente sonrojada mientras el chico se alejaba lentamente.
°•°
Lo que comenzó como un encuentro casual en el arcade, poco a poco se fue convirtiendo en algo más. Aunque todos creían que alguien tan tímida como yo no podría llevarse bien con alguien tan charlatán como Richie, se equivocaban. Nos complementábamos. Él hablaba cuando yo no encontraba las palabras y yo le demostraba que a veces lo mejor era el silencio. De verdad me alegraba que aquel chico de gafas sea mi jugador número 2.
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