4. La mochila de Nico

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—Jazmín, tan solo fue un apagón— Ámbar insistió, irritada. No llevaba el tiempo de cuánto las dos chicas habían estado hablando una y otra vez, y la vena en su cabeza empezaba a molestarle. Antes de que Jazmín volviera a abrir su boca para decir algo más, la rubia la cortó.

— ¿Se pueden callar las dos de una vez por todas? Estoy harta de sus voces.

Espetó con rudeza, paseando su vista por todo el lado de los casilleros. Y sus ojos claros se detuvieron justo en la mochila negra a unos cuantos centímetros de ella. Había visto esa mochila antes, cuando iba a casa de Aurora y su hermano estaba allá. — ¿Esa es la mochila de Nico?

Jazmín y Delfi asomaron su cabeza. —Sí, es súper horrible, ¿no lo creen? Algunas veces me pregunto cómo es que Aurora tiene algún parentesco con él. Son tan diferentes.

Ámbar las empujó hacia el pasillo de los demás casilleros. —Delfi, vas a ir a la puerta y te aseguras de que nadie venga. Y tú, Jazmín, me vas a ayudar a tapar las cámaras con cualquier cosa. No quiero que me vea absolutamente nadie.

—Bien, yo te ayudo, pero, ¿qué vas a hacer, Ámbar?— Jazmín no tarda en preguntar. De repente, una sonrisa gigantesca apareció en sus labios. —Oh, ya va. ¡No puede ser! ¿Te gusta Nico? ¡Serías la cuñada de Aurora! Así podemos salir los cuatro, tú y Nico y yo con Simón.

—Jazmín, por Dios. ¿De dónde puede tu cerebro sacar tantas estupideces y decirlas todas juntas?— Ámbar rodó sus ojos. —De lo único que me interesa de Nicolás es la estúpida mochila, ¿de acuerdo?

— ¿Y para qué?— Delfi interroga con desconfianza. Si ella pensaba tomar esa mochila, que era del hermano de Aurora, entonces, significaba que Aurora no sabía nada al respecto.

—Tengo que seguir con mi plan.

La rubia se limitó a responder, provocando un pesado suspiro de parte de Delfi. — Ámbar, ¿y sigues con eso? ¿No te parece suficiente ya? Arruinaste la Roller Jam.

Jazmín se volteó a verlas sorprendidas. — ¿Fue ella? ¿Fuiste tú? ¿Tú hiciste que la luz se cortara?

—Aurora y yo— Ámbar se cruzó de brazos sin preocupación. Delfi entrecerró los ojos, sabiendo que la única que había hecho algo era la rubia. —Pero parece que todo eso que hicimos no fue suficiente, así que tengo que terminar con esas estúpidas cámaras.

— ¡Pero no puedes hacerlo!

—A ver si me entiendes, Jazmín, ¿sí? Tengo que terminar con esas cámaras. Porque la única que se está beneficiando de todo eso, es Lunita...Así que, como quiero deshacerme de Luna, también tengo que deshacerme de las cámaras.

—Pues conmigo no cuentas— Delfi soltó sin más, pero totalmente segura. —En cosas como estas no voy a ser tu cómplice.

—Oh, pero Delfina, tú eres mi cómplice desde hace mucho tiempo, no te puedes salir ahora.

La rubia sonrió falsamente. —Y el simple hecho de que pienses de que si te vas ahora me afectará, no tiendes ni idea. Tu salida no cambia nada.

—Bien, entonces. Porque hasta acá llegué yo.

Jazmín quiere ser buena amiga. Eso es lo que siempre intenta hacer con ambas. Pero su necesidad de ser popular y mantenerse en el mismo círculo social que Ámbar Smith, la obligaron a quedarse. — ¿Qué tengo que hacer?

—Tapa la cámara y después me avisas— Ámbar se escondió más en los casilleros. Jazmín echó un vistazo a su alrededor y no encontró nada, solo antes de que la rubia le pasara un largo trozo de tela de su casillero.

— ¿Y qué se supone que hago ahora?— Jazmín se emocionó. La más débil de mente era más fácil de manipular a su antojo como siempre lo hacía Ámbar con Jazmín. Algunas personas simplemente, no te ven como un amigo (algunas veces), si no que te ven como una fuente para satisfacer sus necesidades. Cuando ya no les sirvas, te desechan.

Con el conjunto de llaves en su mano, regresó a detrás de los lockers.

—Te vas y me dejas sola. Eso es lo que haces.

—Pero...—Los ojos claros de Ámbar le dan una mirada cargada de veneno. Que hace que la chica alta asienta su cabeza antes de dar media vuelta y desaparecerse de los lockers.

Cuando está a punto de salir, su corazón se encoge al escuchar la voz de Nico entrando a la sala. —Sí, ya lo sé, Aurora. Voy para allá, estoy buscando mi mochila... ¿Te parece pasar por algún lugar y comer con los chicos? Leonardo va con nosotros.

—Bien, de acuerdo.

Y tan pronto como Nico llegó, se fue. Sin nunca percatarse de que la rubia mejor amiga de su hermana, había tomado las llaves del Roller. Y sin pensar que de todo eso, solo saldría algo terrible. 

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora