28. Podría hacer que el sol eclipse la luna.

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El mundo continúa, otro día, otro drama.

Nico y Pedro se asomaron detrás de vestidores. El resto de ellos estaban listos para entrar al escenario, las personas esperaban por verlos y a los jueces les gustaba ver la sensación que causaban.

—Oye, ¿podemos hablar?

Simón susurró observando a la rubia mirar su teléfono. Levantó la vista y la enfocó en él un par de segundos para luego volverla a bajar, pretendiendo que no había dicho nada. Simón frunció el ceño.

—Ámbar...

Insistió.

—Aurora, ¿irás a la mansión después? Madrina quiere verte.

Habló sin despegar la vista del teléfono. Simón le echó una mirada rápida a la castaña que se les acercaba y ella le dio una mirada triste pero luego le respondió a su mejor amiga: —Seguro, ¿irán Delfi y Jazmín?

—Ajá.

Aurora palmeó el hombro de Simón, sonriéndole entonces.

— ¿Puedo llevar a alguien?

Ni se molestó en mirarla—. Como quieras.

El hermano mayor de la castaña les anunció que ya era hora. Todos se apresuraron a salir, posicionándose en el escenario. Fue ahí que se dieron cuenta de lo concurrido que estaba en Roller ese día. La mesa de jueces estaba en el centro, justo en frente del escenario. De un lado estarían los chicos y del otro las chicas. El mix para reproducir las canciones estaba a un costado del escenario, de fácil acceso para que pudieran cambiar sus músicas.

Ramiro dio un paso al centro, dispuesto a ser el primero pero la rubia ni siquiera le dio tiempo de empezar a cantar porque ella ya lo había hecho.

Yo puedo subir. Puedo Bajar. Me sobra el tiempo para ganar.

En su cabeza, Simón tan solo estaba intentando buscar una razón por la cual ella estuviese enojada—en estos momentos—con él.

Puedo estar bien. Puedo estar mal. Dicto las reglas para jugar. Podría hacer que el sol eclipse la luna. No existe condición que yo no reúna.

Algo que a Aurora se le hacía un poco difícil de creer era que todas estuviesen cantando sin ningún problema. Lo decía tanto por Jazmín, por Luna como por ella y Ámbar. Y le sorprendió aún más que la rubia no estuviese a la defensiva por cómo Luna estaba junto a ella en la canción, porque claro, Aurora pudo haber bajado el escalón y apartarla de su puesto, pero no sintió la necesidad.

Y Leonardo le tenía puesto el ojo.

Lo que todos quieren tener. Ya lo tengo mil veces. Arriesgada y sin límites. Las ganas me mueven. No existe condición que yo no reúna...

Ramiro le sonrió con gracia a la rubia dándole una mala mirada por interrumpirla en media canción. Pero él ni le tomó importancia. El público no tardó en lo absoluto en aplaudirles a las chicas, pero esto apenas estaba comenzando.

No existe nada igual. A esta sensación. Estalla el escenario. A mí alrededor. El público me aclama por ser el mejor.

La castaña no podía no cantar la canción en su cabeza, puesto a que realmente era fanática de ese tema. Pero se contuvo cuando la rubia le dio una mirada en plan de que la cantas y nos descalifican. Claro que sabía que así no funcionaba la competencia, pero la dejó seguir pensando eso.

Cuando bailo voy siguiendo el compás del corazón. Voy vibrando no importa nada más que mi canción.

Y todo lindo y hermoso hasta que Jim y Yam cortaron la nota, sin darle casi tiempo para irse hasta su lado del escenario. Tanto Aurora como Ámbar rodaron los ojos, porque no había canción que ellas detestasen más que esa.

Se me hacía tarde ya me iba. Siempre se hace tarde en la ciudad. Cuando me di cuenta estaba vivo. Vivo para siempre de verdad.

Y para sorpresa de todos, una de las primeras que se unió a la canción fue la rubia Smith. Aurora se metió en el centro a regaña dientes, justo cuando sintió la mirada burlona de Leonardo en ella.

A rodar y a rodar, a rodar y a rodar mi vida. A rodar y a rodar, a rodar y a rodar mi amor. Yo no sé dónde va, yo no sé dónde va mi vida. Yo no sé dónde va pero tampoco creo que sepas tú. 

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora