— ¡Tú cumpleaños es en unas semanas!
Fue lo primero que le escuchó decir a su mejor amiga cuando se sentó en la mesa en el Roller. Ámbar rodó sus ojos y suspiró. Aurora la miró con emoción.
—Quiero usar un lindo vestido que iremos a comprar mañana— le dijo.
—No, mañana no puedo— la interrumpió antes de que dijera otra cosa—. Tengo que estar en casa, y tú también, de hecho.
— ¿Por qué? ¿Qué hice yo?
—Porque madrina organizó una cena, el abuelo va a estar allí y es para un fulano invitado especial...Uno del cual no sé absolutamente nada— mascullo lo último con fastidio. Aurora le miró curiosa—. Y madrina quiere que estés allí, como siempre.
—Pienso que no estaría mal que en uno de estos días le pida a mis padres mis papeles para poder adoptarme—Aurora se rió y Ámbar se encogió de hombros.
—Estarías mejor en casa. Tengo mejor sentido de la moda que Nicolás, así que sí, estarías mejor.
La rubia terminó por reírse.
Aurora cabeceó—. Pues, sí. De todas maneras cuenta conmigo... ¿En serio no sabes de quién se trata? ¿El invitado especial? ¿Será alguien importante? Tu madrina conoce a muchas personas importantes en todo el mundo...quizás lo sea.
—Sea quien sea, va a quedarse en la casa por un "tiempo indefinido"— bufó— así que espero que sea alguien que me agrade, porque si no...
Su amiga soltó una risa burlona.
—Quién sabe...Quizás termines teniendo a otra Lunita en tu casa— se burló Aurora.
—Ni me lo digas.
***
Se quedó hasta tarde ese día en el Roller, no porque quería, sino porque debía. No iba a haber nadie en su casa por tres días porque su padre había tenido que viajar por una conferencia a la que tenía que asistir así que lo mejor había sido quedarse con Nicolás en el apartamento de su tío y no es que le molestara hacerlo, pero no podía sacarse de la cabeza tener que ver a Leonardo por tres días consecutivos en el lugar donde quería estar tranquila.
Estaba terminando de guardar sus cosas en su mochila mientras esperaba a que su hermano, Pedro y Simón organizaran todo para poder irse. Ámbar le envió un mensaje diciendo que revisara su Instagram pero no lo vio como algo vital para ese momento. Guardó su teléfono en su mochila y pasó el cierre para colgársela en el hombro.
—Ya conseguí todo lo que...
La voz se quedó en silencio.
Aurora observó con desconfianza y eso lo notó el chico. Notó lo alerta que estaba.
—Aurora.
Su nombre dejó sus labios con cierta pesadumbre.
—Si buscas a Nicolás o a Pedro están en la parte de la pista viendo algunas cosas. Por si no lo sabías la remodelación será pasado mañana— ella habló en voz baja, acomodó la mochila en su espalda— si buscas a Simón, debe estar en los casilleros.
— ¿Podemos hablar?
—Oh, claro, ¿ahora sí quieres hablar?— meneó su cabeza soltando una risa seca— ahórrate lo que vayas a decir. Ya no tiene importancia.
—Pues ahora no estás con Ámbar ni las dos clones— Leonardo cabeceó— así que sí, quisiera hablar. Solos tú y yo.
Le dio una mirada severa.
—¿Qué rayos tienes en contra de Ámbar, Leonardo? Todo el tiempo, toda la vida se han llevado mal. Sin importar que ella intente llevarse bien contigo, tú siempre...Tú siempre eres de lo peor con ella, moléstate conmigo todo lo que quieras. Pero Ámbar no te ha hecho nada malo.
El muchacho rubio suspiró con pesadez.
—No entenderías.
—Eres un idiota— ella dijo.
Sacándose un peso del pecho.
Quería decirle eso desde que se pelearon la primera vez.
—Eres un grandísimo idiota.
—Mateo me explicó lo de la foto— le hizo saber— la canción era para ti, no para Luna.
—No me interesa— Aurora lentamente dijo, pronunciando palabra por palabra. Sus orbes marrones eran muy fríos y distantes. — Si eso era todo, entonces ve a buscar a quien sea que hayas venido a buscar.
—Aurora, no voy a hacer un gran escándalo por todo esto, ¿bien? Si aceptas mi disculpa, excelente. Si no, tampoco me preocupa.
Las palabras salieron de su boca sin que él pudiera evitarlo. Mordió el interior de su mejilla y maldijo en su cabeza. Eso era lo último que quería decirle. Porque sabía cómo era ella. Nunca salieron formalmente, pero siempre era los dos a todos lados. Siempre eran ella y él. Pero cada vez que intentaba remediar las cosas, metía la pata más profundo.
—Aurora...
—Acepto tu disculpa—dijo finalmente.
Hubo un silencio entre los dos.
Pero ninguno pudo hablar más porque Simón hizo presencia. Cautelosamente, se acercó. Llevaba su mochila en su espalda. Su guitarra no la había llevado ese día. Lo primero que notó era la tensión en el ambiente. Aurora le sonrió apretando sus labios y sus comisuras estaban bajas. La sonrisa no llegó hasta sus ojos mientras que cuando saludó a Leonardo y el muchacho estaba completamente rígido. Para el momento en el que Nico y Pedro decidieron aparecer para irse, Aurora fue la primera en caminar, dejándolos atrás.
Simón fue quien decidió acelerar un poco el paso y acompañarla.
Ella se dio cuenta de eso y le agradeció muy bajito. Agradeció en sus adentros que no hubiese sido Leonardo.
— ¿Estás bien, Rori?
Cabeceó en silencio.
— ¿Estás segura? Porque...—le interrumpió.
—Estás haciendo a Ámbar muy feliz.
Dijo de la nada.
Simón le miró sorprendido.
La chica le sonrió con sencillez y su mirada reflejaba sinceridad. Sus esferas marrones brillaron por un momento.
—Gracias, Simón.

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Broken
Teen Fiction"Quizás veas solo lo superficial. Me volví una experta en esto. Cuando me quebré, pegué tan bien mis piezas para que nadie notara lo rota que seguía estando". Basado en la serie de Disney: «Soy Luna». Todos los derechos a sus respectivos creadores.