41.- Hay dos chicas muy similares en el Roller

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— ¿Vieron toda la gente que vino hoy?

Ramiro preguntó con emoción.

Todo el Roller estaba repleto de personas. Parecía un pequeño concierto y en el local debían de haber quizás hasta cien personas. Los brazaletes de colores neón en sus manos habían sido una gran idea de parte de Delfi y Jazmín a la cual Nico y Pedro no se opusieron. Sus vestuarios tenían algo de neón para que pudieran también resaltar.

—Estoy muerta del miedo— Jim susurró y soltó una risita.

Aurora rodó sus ojos.

—A nadie le interesa, Jim— le sonrió a la chica. La pelirroja no supo si tomárselo de buena o mal manera. Nicolás le dio una mirada a su hermana quien sólo se encogió de hombros—. Sólo bromeo, tranquila. Es normal que esto suceda...yo también estoy muerta del miedo.

Ámbar se rió en voz baja escuchar el sarcasmo salir de la boca de su mejor amiga.

—Recuerden que ustedes dos son las últimas en pasar— Nico se dirigió a las dos chicas. Su hermana asintió tranquila y él suspiró, meneando la cabeza. — ¿Podemos hablar, Aurora?

—Seguro.

Los hermanos Navarro salieron del vestidor y Nico saludó a algunas personas antes de girarse a su hermana menor.

—Tienes que dejar de ser tan...mala con las personas, Rori. No es agradable.

—No soy mala— ella frunció su ceño— soy honesta. Que la verdad duela no es mi culpa.

—Si actúas así por Leonardo, déjame decirte que...—ella le interrumpió de inmediato.

—No, no es por él— espetó con cierto enojo de que siempre se tratara del chico. — Leonardo puede desaparecer si quiere, no me interesa. Es su problema.

Una risa ronca hizo que su sangre se congelara. Miró a su hermano de mala forma y Nicolás se encogió de hombros puesto que su intención no había sido que el muchacho escuchara su conversación. Aurora tensó la mandíbula y se giró hacia el rubio. Los ojos marrones de Leonardo lucían brillosos, pero estaba con una sonrisa sarcástica en sus labios. Aurora no iba a mentir. Leonardo siempre se había vestido bien y todo lo que se pusiera le quedaba de maravilla, lo hacía lucir como un chico de revista. Y eso le molestaba. Le molestaba que fuese tan lindo e imbécil al mismo tiempo.

—Qué grato escuchar eso, Aurora...Lastimas el corazón de este pobre hombre.

—Haré lo mismo que hiciste conmigo— la niña le sonrió, pero era una sonrisa un tanto ácida. O así le cayó al chico. — No te importó escucharme, pues a mí mucho menos me interesa oírte ahora mismo. Así que...si me disculpas— la mejor amiga de la castaña salió de los vestidores y le hizo una seña para que ambas fueran a sentarse. Ámbar miraba a Leonardo con burla. — Tengo que irme.

Pero antes de hacerlo, Aurora le dijo por último:

—No te congeles mirándome allá arriba, harás que Lunita se enfade contigo.

Sí, ella era consciente de todas las horas que pasaron los dos juntos en esos días. No sabía qué rayos hacían, tampoco le interesaban, al final del día, él prefirió estar con la mexicana y no escuchar su explicación sobre la fotografía.

—Espero que la canción que le dediques a Mateo la cantes bien— él habló antes de que la chica se fuera.

Aurora apretó sus manos en puños.

Le sonrió falsamente.

—Oh, créeme, Leonardo. Hasta tú vas a disfrutar esa canción.

***

Nicolás se sentó junto a Pedro y Leonardo en una de las mesas al frente del escenario. Jazmín dirigía el Open y era la encargada de presentar a los que cantarían esa noche. Lucía un lindo vestido rosado de flores blancas y unas sandalias de tacón bajo blancas.

— ¿Por qué sigues queriendo que se moleste cada vez más?

Fue lo primero que le preguntó Nico a Leonardo.

Pedro los observó a los dos.

El rubio rodó sus ojos. —No lo hago.

—Sí lo haces— Nico le dijo— no lo niegues. Ya sabes que la foto es vieja, Mateo te lo dijo y lo perdonaste a él. ¿Por qué te toma tanto tiempo con Aurora?

—Porque ella está...

Pedro le interrumpió.

—No debería de meterme en esto, pero lo voy a hacer...Aurora tiene algo raro en ella desde que pelearon por la foto tuya y de Luna— no dejó que Leonardo volviera a repetirle lo que siempre decía— sea verdad o no, Leonardo, la foto le molestó. Pero igual te perdonó muy rápido. Aurora no suele retener sus emociones de enojo por mucho tiempo...

—Pero ahora mismo te detesta, amigo— el hermano de la chica le hizo saber— no quiere saber de ti en lo absoluto. Y todo por no querer disculparte tú.

— ¿Y por qué debería hacerlo?

Arrugó su ceño.

—Porque el que metió la pata esta vez fuiste tú— Pedro se encogió de hombros—. Pero, ya sé sobre la canción, ¿la vas a cantar o es otra?

—No tiene importancia, piensa que es para Luna.

Leonardo respondió tranquilo y agregó: — No me voy a molestar en decirle que es para ella, si no le interesa, mejor. A mí tampoco.

— ¿Qué rayos te pasa, amigo?— Nicolás curioseó— Los dos están igual. Ambos están gruñones, ácidos y amargados. Tú no eres así y Aurora no es así...Estar peleados los afecta a los dos de mala manera, arreglen eso. Me está empezando a cansar.

El rubio meneó la cabeza al mismo tiempo que una expresión seria se cruzaba en su rostro. — No, Nico. "Estar peleados" como dices tú— hizo comillas— no hace que Aurora sea de esa forma. Quizás conmigo sí, pero con ella no. Lo de ella es la actitud de la persona que la rodea. Aprende todo lo malo de Ámbar. Así que no te sorprendas, hay dos chicas muy similares en el Roller y eso no es nada bueno.

—Mi hermana no tiene malas intenciones.

Nicolás dijo sin ninguna duda.

—Lo sé— admitió el rubio, sus ojos fueron a parar en la rubia a unas cuantas mesas de ellos— pero Ámbar sí. 

***

¿Alguien tiene alguna teoría de la razón de Leonardo para actuar así con Ámbar? 

Si les ha gustado, recuerden darle a la estrellita y dejar un comentario, pues me alegraría mucho. Recomiendenla a un amigo/a si lo desean también. 

¡Muchísimas gracias por leer! 

besos xx  

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora