Broken

57.- Ámbar, acéptalo.

Hace tiempo atrás, era obvio que a Aurora no le agradaba Jim y Yam porque la pelirroja se la pasaba colgando de su hermano como si nada y Yam le causaba estrés. Tuvo que mover un par de piezas pero logró que terminarán. 

Pocos después, oficialmente decretó que Luna Valente merecía estar en su lista de personas. El que se metiera con Leonardo le molestó. Es más, le enfureció. 

Así que tuvo que encargarse de ella. 

Y todo eso no hubiera sido posible sin Ámbar. 

Por cuál, respiró profundo y se tragó su orgullo, finalmente caminando hacia la rubia en el Roller dos semanas después de la presentación. Ámbar quitó sus ojos de su teléfono y le miró elevando una ceja. 

–¿Qué quieres? 

–Hablar contigo, quizás– musitó ella. 

Hizo silencio por un momento y suspiró, asintiendo. Espero a que Aurora dijera lo que iba a decir. –Quería disculparme, Ámbar. 

Y cuando se dio cuenta de qué hablaría, decidió interrumpirla. Se puso de pie en un parpadeo y pasó sus brazos alrededor del cuerpo de la castaña. Le apretó contra su cuerpo y sonrió cuando su mejor amiga le devolvió el abrazo con la misma intensidad. 

–Te necesitaba. 

–Lo sé, somos las dos contra el mundo–Aurora afirmó cuando se separaron. Ella sonrió un poco. –Eres mi mejor amiga sin importar qué cosa. Qué pase o lo que sea. Eres mi mejor amiga. 

–Nunca podría enfadarme contigo –Ámbar le hizo saber. –Pero estaba asustada y creía que esa era la única forma de actuar... Me di cuenta de que arruiné más cosas entre Manuel y tú... Ahora estás con Leonardo otra vez... 

–No estamos juntos. 

Aurora le interrumpió.

Jugó con el dobladillo de su falda. –No estamos juntos. Sólo... Tratamos de intentarlo. Él es mi amigo. Y necesitaba a alguien que estuviera allí para él. 

–Es mi hermano, huh...o eso fue lo que dijo esa señora...

–¿Le crees? 

Aurora interrogó. 

–A las únicas tres personas que voy a creerles de ahora en adelante es a ti, a Manuel y a Simón. A más nadie. 

–¿Y qué pasa si es verdad y ustedes si son hermanos? 

–Leonardo es un idiota. No puedo ser su hermana. No corre por mis venas ser así. 

Dijo con toda la normalidad del mundo. Tenía el ceño fruncido. Y una mueca totalmente seria. 

Aurora no pudo evitar reírse. 

Lo dijera o no en voz alta. Extrañaba esa parte de ella. No era odio lo que sentía hacia esas personas. Pero tampoco era una especie de agrado. Era un intermedio. La rubia pidió dos bebidas a Pedro y él asintió antes de dirigirse a la barra. Autora pasó una mano por su cabello y suspiró.

–Mi tío Gary está en la ciudad... Y siento que quiere quitarles el apartamento a Nicolás porque se queda con Simón y Pedro.

Comentó ella.

–Pues Simón puede quedarse en la mansión–dijo sin pensarselo mucho–. Nicolás y Pedro tendrán que regresar a ser dependientes de tus padres. O conseguir un hotel.

Aurora rodó sus ojos. –Crees que has sido muy graciosa pero tu chiste no hace gracia...–respiró profundo–. Nico me pidió que hable con el tío Gary a ver si lo convencía de cambiar de opinión.