49.-Ámbar, queríamos pedirte disculpas.

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Muchas personas se miran en el espejo y no saben reconocerse. Ven su cara y su cuerpo, su expresión facial, pero no tienen la más mínima idea de quién es ese individuo que les mira fijamente.

Eso sentía cuando se miraba ahora en el espejo. Sentía que no era ella misma.

Que desconocía a la persona en frente.

Miró al oso de peluche que estaba en su tocador. Copito, ¿no te acuerdas de él? Dormías todas las noches a su lado y jamás lo soltabas. La voz de su madrina inundó su cabeza. Relamió sus labios que sentía resecos y forzó a no soltar otra lágrima. ¿Por qué no se podía acordar de nada? Por más que lo intentara, no había nada. Espacio en blanco. Como si le hubiera borrado eso de sus recuerdos y eso le enfadaba.

— ¿Hoy vas a Blake?

Manuel le preguntó en el desayuno.

Estaba esperando a que Ámbar bajara y comiera un poco para que Tino pudiera llevarlas a la escuela.

Bebió de su jugo de naranja y luego asintió. —Tengo examen de matemática.

—Soy bueno en matemática— él le dijo.

Aurora lo miró interesada, bajó el vaso y entrecerró sus ojos. — ¿Con que sí, eh? Aunque...no importa, no tendría sentido. No serías capaz de enviarme las respuestas a mi teléfono cuando no las sepa durante el examen.

Manuel soltó una risa pequeña.

—Pues estás en lo correcto, no me gustan las mentiras ni hacer trampa.

Aurora chasqueó su lengua. —Entonces, no me sirves ya.

Se puso de pie y dio media vuelta para subir las escaleras en busca de su mejor amiga. Soltó una risa que no pudo contener cuando le escuchó gritar que tuviera suerte en su examen. Y aunque se rió, no estaba feliz. Realmente iba a necesitar toda la suerte del mundo si no quería aplazar ese examen.

Al entrar a la habitación de la rubia, la pequeña sonrisa en su rostro desapareció por completo.

Justo como la Ámbar que ella conocía.

—Hola... ¿estás bien?

Una sonrisa verdadera se curvó en sus labios. Aurora la miró con cautela.

—Pensé que sería un desastre cuando me despertara...—dijo mientras se acomodaba el blazer de la escuela. Tomó su bolso y lo colgó en su espalda—. Pero estoy bastante bien. Me siento...mejor.

La castaña no le dijo más nada. Y no tuvo idea de cuál de las dos Ámbar prefería. Si la chica vulnerable de anoche o la chica que pretendía que todo estaba bien y que nada ocurría de esta mañana. Un golpe en la puerta hizo que Aurora se encaminara a abrirla, pero justo la persona decidió hacerlo casi golpeando a la chica. La castaña le lanzó una mala mirada que poco a poco fue transformándose en un rostro de vergüenza.

Ámbar sonrió con gracia.

— ¿Están listas, señoritas?— preguntó el español—. Tino está esperando por ustedes para irnos.

La mejor amiga de la chica apretó sus labios y cabeceó muchas veces antes de prácticamente correr fuera de la habitación, Manuel le echó una mirada confusa a Ámbar y ella tan solo se encogió de hombros, sin querer revelar que su mejor amiga tenía un pequeño encaprichamiento con el nuevo residente temporal de la mansión Benson. 



—Ámbar, queríamos pedirte disculpas.

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