El gran día había llegado, los nervioso para ambos habían aumentado exponencialmente. Después de todo lo que habían pasado, por fin había llegado el día en que pudieran unir sus vidas para siempre.
Joel se encontraba en su casa junto con su mamá y Zabdiel.
—Mamí, por favor no llores.— dijo al ver como los ojos de su mamá comenzaban a tornarse rojos.
—Es que mirate.— lo señaló de pies a cabeza.— Mi pequeño bebé se va a casar.— con un pañuelo se limpio las lágrimas tratando de no hechar a perder su maquillaje.
—Ya no llores, mejor ayudame con la corbata.— se acercó a ella y comenzó a hacerle el nudo de la corbata, uno de los últimos detalles que les faltaban.
—Ya llego la limosina.— aviso Zabdiel entrando a la habitación.
Joel tomo aire fuerte.— Bien. Yo puedo.— cerro sus ojos.— ¿Como me veo?
—Genial. Ahora, ¿ya nos podemos ir? Se esta haciendo tarde y tú tienes que llegar primero.— dijo Zabdiel, que lucía un esmoquin color azul marino.
El traje de Joel era completamente negro. Entro a la limosona y emprendieron el camino hacia la iglesia.
Erick, se encontraba en la casa de Christopher, él lo estaba peinando mientras su mamá terminaba de acomodar su esmoquin que era completamente blanco.
El teléfono de Christopher comenzó a sonar y el atendió inmediatamente.
Zabdiel: Amor, ya vamos hacia la iglesia, ¿como van ustedes?
Christopher: Ya estamos acabando, ya no tarnamos en salir. ¿Como esta Joel?— pregunto al ver que Erick le hacia señas para que preguntara.
Zabdiel: Nervioso, pero listo. ¿Y Erick?
Christopher: También. Bueno amor, allá nos vemos, adiós. Te amo.
Zabdiel: También te amo.
—¿Ya estas listo?— pregunto Christopher.
Erick paso sus manos por el saco de su traje, pensando en lo lindo que a de verse Joel.
—Amor, ya nos tenemos que ir, Joel te va a estar esperando.— dijo su mamá con suavidad mientras lo miraba por el reflejo del espejo.
[...]
Joel se encontraba frente al altar, sus manos temblaban y parecía que sus piernas no lo podrían mantener de pie por mucho tiempo.
Había visto a Christopher entrar y tomar asiento alado de Zabdiel, lo que significaba que Erick no tardaría en entrar. Vio como toda la gente que estaba esperando afuera iba tomando sus respectivos lugares. El padre ya estaba en su posición. Todo estaba listo.
La marcha nupcial dio inicio, toda la gente puso su vista en la entrada de la iglesia a la espera del otro novio.
Y por fin lo vio. Erick iba entrando de la mano de su mamá, luciendo mas que guapo. Ambos sintieron como todo el mundo se detenía al rededor de ellos, solo eran ellos dos, una lagrimita traicionera se escapo de los ojos de Joel, ambos esbozaron una gran sonrisa. Erick por fin llego a su lado.
—Joel, ¿que te puedo decir?, cuida mucho a mi bebé.— la mamá de Erick le entregó su mano a Joel.
—Lo haré.— contesto Joel mientras tomaba gustoso la mano de su futuro esposo.