Todos los invitados, amigos y familiares ya se encontraban en el salón de fiestas. Era un lugar grande, era simplemente perfecto, todo estaba decorado cuidadosamente en tonos blancos y rojos, los centros de mesa eran arreglos florales de tulipanes blancos y rosas rojas.
Después de aproximadamente media hora mas tarde los recién casados llegaron, todos los recibieron entre aplausos y felicitaciones.
Los novios llegaron hasta el centro del lugar, donde se encontraba su mesa. Se quedaron de pie frente a esta para decir algunas palabras.
—Bueno, de verdad muchas gracias a todos los que están aquí y que pudieron acompañarnos en este día tan especial para nosotros.— dijo Joel y volteo a ver a Erick para que él también dijera algunas palabras.
—Si, de verdad muchas gracias y esperemos que disfruten la fiesta.— sonrió y tomo la mano de su ahora esposo.
Se sentaron en sus respectivos asientos y la sonrisa no se podía borrar de sus rostros, estaban tan felices.
Ambos estaban en silencio, observando todo lo que habían preparado, ahora solo tenían que esperar a que los meseros comenzaran a servir la comida. Seguían con las manos entrelazadas.
—Esposo.— hablo Erick.
—Mande.— Joel inmediatamente voltio a verlo y le sonrió tiernamente.
—Nada, solo que se oye muy bien decirte así, esposo. Mi esposo.— se acerco a Joel y dejo un casto beso en sus labios.
—Si, mi esposo.
La boda continuó con regularidad, se sirvieron los tres tiempos de la comida, todos los invitados ya habían llegado, y se encontraban disfrutando de los alimentos, el plato principal era carne asada glaseada con canela. azúcar morena.
—Ahora unas palabras de los padrinos.— escucharon a Christopher a través del micrófono una vez que habían terminado de comer.
—¿Crees que este borracho?— pregunto Joel.
—No creo, a demás era su deber hacer el brindis.— contesto Erick y se dispuso a escuchar las palabras de sus amigos.
—Parejas como ustedes no se ven a diario y estoy seguro que les espera muchos años de felicidad por delante. El amor se gana a cada instante, con cada beso, con cada abrazo y con cada detalle, valoren lo que tienen, este amor que los une. No lo dejen ahogarse en la rutina del día a día. Sé que sabrán mantener la llama del amor encendida y brindo por ustedes, amigos. Espero estar presente en sus bodas de oro.— hablo Zabdiel y alzó su copa para que todo el mundo brindara con él.
Ahora era el turno de hablar de Christopher.
—Me siento orgulloso por haber sido elegido padrino de ustedes, muchas gracias por este honor. A través de los años los he visto superar dificultades con gran madurez y por eso no me sorprende ahora estar asistiendo a su boda.— se limpio una lágrima falsa y continuó.— Son dos personas que saben comprenderse mutuamente y que sobre todo, confían el uno en el otro. Les aseguro grandes logros juntos así como muchos años de felicidad. Que Dios los bendiga y que su amor siga triunfando ante las adversidades. ¡Salud por ustedes!— hizo la misma acción que Zabdiel, alzo su copa y todos brindaron por los novios.
Joel y Erick hicieron un gesto de agradecimiento a sus amigos.
[...]
Era tiempo de que los recién casados abrieran la pista con su primer baile como casados.
La canción que habían escojido era thinking out loud de Ed Sheeran.