Lena y Lex.

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Despertar puede ser una de las actividades más difíciles por hacer para las personas promedio, por otro lado, yo no puedo darme ese goce, la satisfacción de unos minutos más que se extienden a media hora, una hora y en ascenso. Tengo un trabajo que, pensé, jamás me podría pertenecer, pero eso no lo hace agradable, no me hace una persona plena, satisfecha, y si pudiera volver en el tiempo y cambiar el rumbo de las cosas, lo haría sin pensar, incluso si eso me hace vivir en un presente donde mi cama está debajo un puente. Por lo menos no estaría sola.

Me he quedado una infinidad de veces en L Corp día y noche porque me aterra entrar a mi propia casa y enfrentarme a mi realidad, una donde todo es justo como nunca soñé. Y sé de sobra que la familia no es un término que sólo se pueda utilizar en base a algo consanguíneo. Las personas que me rodean y he conocido de poco a poco podrían decirse mi familia actual y estaría bien con eso si no me quedara ese hueco en el pecho cada que miro mi reflejo y encuentro su rostro en vez del mío. ¿Cómo pude ser tan tonta? El razonamiento mágico de un huérfano, supongo.

Me refresco un poco, saco mi conjunto de ropa y otro par de zapatillas para iniciar el día, si es que puedo con ello. Tocan a mi puerta y doy el siga.

-Señorita Luthor-habla mi secretaria.

Ladeo mi cabeza con inconformidad, sigue costándome trabajo escuchar el Luthor referente a mi persona.

-Dime-la hago continuar con exasperación. Pareciera que el simple nombramiento que el apellido que me fue dado me provoca dificultades para respirar.

-La señorita Danvers está aquí-informa como cada maña-¿La hago pasar?

Sonrío sin muchas ganas de hacerlo y asiento la cabeza en silencio. No estoy de humor para visitas, aunque sea Kara. Precisamente hoy se me ha dado por recordar imparables veces a Alexander. Necesito un par de aspirinas.

-Hola-saluda la siempre sonriente Kara Danvers antes de darme uno de sus afectuosos abrazos. Ella ha estado actuando muy extraño, más cercana de lo que era antes, lo que me molesta es que no me molesta. ¿Confuso?

-Buen día Kara-le devuelvo el saludo al separarnos. ¿Por qué rayos siempre sonrío al hacerlo? Juro que no es mi intención.-¿Te ofrezco un vaso con agua?

-Estaré complacida con aceptar esta vez-acepta dejándome helada. Le he hecho esa pregunta cada mañana y ella siempre se niega diciendo que debe ir al trabajo y es mi forma de escape para con ella.

-Por supuesto, toma asiento-indico, después aprieto mis labios con ansiedad.

No es que no me agrade Kara, es por todas las razones contrarias. Me molesta el cómo me hace sentir cuando estamos juntas. Tan amada, tan feliz, tan débil, vulnerable. Ella me hace olvidarme de lo que es realmente importante para mi en un principio, no quiero eso. Yo ya tuve mi oportunidad de ser feliz y se me arrebató frente a mis ojos, no puedo permitirme ser blanda o me lo volverán a arrebatar tan pronto me sienta en confianza.

-Por cierto, ¿hoy no tienes que ir a CatCo?-indago desesperada pero fingiendo despreocupación-Creo que sigue esa misteriosa mujer por las calles creyéndose héroe, ¿no? La policía hace mucha mención de ella, aunque no de la forma positiva que se puede esperar.-comento teniéndole el vaso con agua.

-Sí, es todo un caso esa misteriosa mujer eh-ríe nerviosamente acomodando sus anteojos-Y no, hoy he pedido un espacio libre.

-¿Espacio libre? ¿Tienes problemas?-cuestiono realmente preocupada y ya sentada en el sofá junto a ella-Porque si los tienes, sabes que puedes confiar en mi, ¿cierto?-le sonrío. ¡Maldición!

-Descuida, no es nada que no se pueda solucionar hablando-asegura-Y...por eso estoy aquí.

Su expresión se vuelve seria, rápido deja el vaso sobre la mesa de centro y me mira a los ojos. Nuevamente me veo intimidada por el azul de sus ojos mas con algo me puedo distraer, la profundidad de ellos y el tono firme con el que se dirige a mi. Yo jamás he visto a Kara Danvers así, y me inquieta.

Supergirl; Hija de KryptónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora