Después de toda la historia resumida que recibí de parte de Kal, Diana y Lena, comprendí que, aunque Reign haya hecho mucho mal, cosas crueles, despiadadas e imperdonables, una parte de ella sufría por eso, una parte llamada Samantha Arias.
Sí, era fácil entenderlo todo, verlo en el foco del héroe comprensivo que debe hacer respetar la ley y no dejarse llevar por bajos instintos, sólo que esa vez no quería ser ese héroe. Ver a la mujer derrotada detrás del cristal, encerrada y rendida sobre sí misma, esa misma persona que me quitó con sus propias manos la vida a mi hermana. No, sin dudas no podía verla a los ojos sin querer hacerle daño, verla sufrir o morir, sólo que nada de eso me devolvería a Alex.
Ahora voy, en un auto del DEO, con Lena a mi lado, mirando ambas al frente sin saber qué hacer o cómo será todo a partir de ahora. No sólo mi vida cambió desde que llegó Reign, también la de Lena y todos los habitantes de Ciudad Nacional.
-Bien, creo que será mejor hacer una parada en mi departamento-le indico al chofer. Este sólo asiente y cambia el rumbo, yo miro a Lena por sobre mi hombro y suspiro. Parece la misma a veces, pero no lo es. Y es cierto, nadie lo es-¿Segura que quieres continuar con lo planeado?-pregunto con cautelo y tono neutro
-Sí-contesta mirándome a los ojos y sonríe-Algún día tendría que hacerlo, mejor ahora que tarde-asegura-¿Y tu?
Asiento sin chistar.
-Sólo que, paso a paso no estaría mal-comento haciéndola reír-Tenemos suerte de que la señora Grant sea muy buena con las historias, incluso cuando estas no son ciertas.
El auto se detiene y la puerta se abre dándonos el paso al edificio donde vivo.
Sé que nada es igual, esta ciudad es muy distinta desde todo lo acontecido, antes solía brillar el cielo azul y ahora más bien parecía teñirse de gris, el aire frío golpeando mi rostro me lo decía.
Giro sobre mi lugar, ya de pie frente a la puerta del auto, le extiendo mi mano a Lena y esta la toma al instante. Ella me mira, sonríe y busca entre su bolso algo con impaciencia.
-Ten-me dice dándome un pequeño estuche dorado-Los rescaté de entre tus cosas-explica una vez que lo abro para encontrarme con los anteojos que ella me había hecho. Sonrío y me los coloco.
-¿Te parece si vamos adentro?-cuestiono alzando una ceja en mi más improvisada imitación de un gesto que parece más suyo que mío.
Ella accede en silencio y ambas vamos rumbo al ascensor. Se siente el silencio un tanto incomodo entre nosotras, yo no sé qué decirle, ni siquiera sé cómo se encuentra en este momento, regresar a la ciudad que la creyó muerta debe ser algo difícil, recuerdo que a Kal le pasó algo parecido en una pelea que tuvo hace años.
El ascensor se abre, ambas vamos a la puerta de mi departamento, lo abro y le doy el paso a ella primero. Suspiro al entrar y ver todo como lo dejé...no, no todo. Falta Alex. Pienso bajando la mirada hacia mis manos. Una suave mano se posa en mi hombro haciendo que la mire.
-¿Todo bien?-pregunta ella
Asiento, acomodando nerviosamente mis anteojos sobre el puente de mi nariz. Verla directamente a los ojos y así de cerca me sigue poniendo nerviosa.
-¿Qué tal una ducha?-habla de nuevo.
Salto mis ojos con asombro y vuelvo mis ojos a ella con un ligero ardor en mis mejillas.
-¿Perdón?
Ríe para sí. Qué linda risa.
-Me refiero a que tal vez deberías relajarte y darte una ducha, después de todo estamos en tu departamento-explica colocando su mano, que hace poco estaba en mi hombro, en mi mejilla-¿Qué pensabas?-cuestiona juguetona.
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Supergirl; Hija de Kryptón
FanfictionKara Danvers lucha por pasar desapercibida como una simple humana mientras está a punto de terminar sus estudios y comenzar con su trabajo como periodista practicante en CatCo, donde se encontrará como una novata en una rueda de prensa organizada po...