Abro mis ojos gracias al despertador y ahí está mi realidad golpeándome en la cara, lastimándome sin remordimientos. Ella no estaba, ella no había estado aquí y lo más importante, ella no me había dicho que me amaba. Porque la realidad de las cosas son que, ella se marchó protegiendo a una criminal, dándome la espada una vez más y yo, que busco la manera de justificar sus actos una vez más, me lastima seguir respirando sabiendo que ella no piensa volver.
Llaman a la puerta y me levanto para atender, algo decaída pero siempre disfrazando mi verdadero ánimo con esa sonrisa que a todos parece convencer. Abro la puerta y me encuentro con Zatanna, pero lo que más me sorprende es su vestuario, no la he visto de otra forma más que vestida con su característico traje en blanco y negro, sus guantes y sombrero, verla de civil, es distinto.
-Hola-sonríe apenada-Lamento venir de improvisto pero quería asegurarme que estabas bien-explica ladeando su cabeza en signo de nerviosismo-Y traerte estás flores...
-¿Cuáles flo...?-me callo cuando de su mano aparece un pequeño ramo de flores y una sonrisa nace en mis labios.-Eso ha sido asombroso-añado sincera-¿Quieres pasar?
Ella torna una sonrisa, un tanto picara, y chasquea sus dedos desapareciendo al momento. En mi asombro saco la cabeza asomándome por el pasillo para mirar a un lado y al otro.
-¡Será un placer!-exclama su voz detrás mío logrando sobresaltarme.
Me giro con brusquedad con una mano sobre mi pecho y la sonrisa más inestable que mis labios han dibujado.
-Sigo pensando que es asombroso pero, ¿qué tal si a la próxima no me matas de un susto?-musito con lo primero que llega a mi mente. Ella ríe asintiendo.-¡Café! ¿Quieres un poco de café? A mi me encanta el café-vuelvo a hablar después de un largo silencio en el que ella se la ha pasado mirándome de más. Me pone los pelos de punta.
-Seguro, algo de café estaría bien-contesta.
Me giro rumbo a la cocina con sus pasos siguiéndome de cerca, su manera de seguirme y la cercanía con la que se atreve a hacerlo, me pone nerviosa. Literal, no sé qué hacer. Me giro de improvisto, chocando casi al instante con ella, quien sólo ríe.
-¿Te encuentras bien?-pregunta sin perder la sonrisa de su rostro-Creo que mi ataque te ha dejado secuelas-bromea colocando una de sus tersas manos blancas sobre mi frente.
¿Es extraño que su toque me resulte cálido? ¿Será aún más extraño sentir su mirada fija en mi y que no me resulte incomoda? Y es que su apariencia es tan similar a la de Lena a excepción de sus ojos y que Zatanna es un poco más baja que ella.
-¿Qué está sucediendo aquí?-la voz adormilada de Alex me trae de vuelta al momento. Uno no muy bueno para mi.
Volteo a ver a mi hermana con el cabello revuelto, sus ojos achinados y los brazos cruzados, envuelta en ese pijama que siempre le ha quedado más grande. Pese a que conozco esa posición de hermana sobreprotectora e intimidante, difícilmente surge efecto con el pijama de Snoopy.
-¡Alex!-saludo dando un paso atrás para separarme un poco más de Zatanna.-Creí que estarías en el D.E.O
Mi hermana gruñe y se acerca más, sin olvidar la mirada amenazante que le obsequia a Zatanna, claro que esta ni cuenta se ha dado de aquello.
-Regrese anoche temprano, J'onn me ha dado el día libre y he querido aprovecharlo para asegurarme de que estás bien. Aún no sabemos todos los efectos que puede tener la magia sobre ti-argumenta.-Ah, y Maggie llegara en poco tiempo.
-Supongo que ya me voy-ahora comenta Zatanna
Mi mañana no puede estar más extraña que esto, ¿desde cuándo Alex actúa de esa forma? Quizá sólo sea porque aún cree que Zatanna es peligrosa para mi, y no la culpo, experimentar mi nueva vulnerabilidad por la magia fue horrible, duele mucho y te debilita el doble. Jamás quisiera pasar por aquello.
ESTÁS LEYENDO
Supergirl; Hija de Kryptón
FanfictionKara Danvers lucha por pasar desapercibida como una simple humana mientras está a punto de terminar sus estudios y comenzar con su trabajo como periodista practicante en CatCo, donde se encontrará como una novata en una rueda de prensa organizada po...