Escape de Ciudad Nacional

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Mis piernas vuelve a tomar la fuerza de antes, ahora ya no necesito seguir recargada sobre su cuerpo y lo sé, así que la miro y le sonrío en agradecimiento, ella sabe porqué y asiente entendiéndolo al instantes. Entrelaza su mano con la mía, ambas miramos hacia el este, de donde fue disparada Reign gracias al grito del canario de Dinah. El resto del equipo imita la acción, preparadas para que, en cualquier segundo, todo comience. Ahora sé que no todo lo tengo que hacer yo sola, parte de ser un buen héroe requiere de saber trabajar en equipo, de admitir cuando uno necesita ayuda.

-Te lo dije-habla Shayera sin mirarme-Somos equipo.

Sonrío, sé que ella también lo hace al igual que Zatanna y Dinah. Si Reign quiere pelear, tendrá que hacerlo con todas nosotras.

Mis pensamientos son interrumpidos por el sonido del viento al romperse. Es ella, viene volando contra todas nosotras, no parece feliz por la intromisión y eso sólo ensancha más mi sonrisa. Es hora de que ella se vaya corriendo de mi ciudad y no vuelva más.

-¿Listas?-grita Lena

Ninguna responde, todas nos limitas a esperar el ataque con una posición de defensa.

-¡Ahora!-vuelve a gritar.

Detrás de mi salen seis flechas al momento, todas y cada una hechas con puntas filosas y verdes, el ataque de Talia y su hermana. Seguido de esto, Lena apunta con su mano libre y enguantada en dirección al enemigo, quien está a escasos cinco metros, lanzando en un pequeño frasco en forma de dardo, una bomba que, pronto descubro, es gas de kriptonita. Con ayuda de las alas de Shayera este gas va rápido y directo hacia Reing haciéndola tambalearse sobre el aire para después caer, justo donde las flechas le son clavadas en el cuerpo con precisión, en puntos donde el cuerpo se vale de la movilidad de sus ligamentos, y por ende, tenemos en resultado a una torpe adversaria sin poder controlar bien sus movimientos adormecidos.

-¡Luthor, ya!-anuncia Zatanna.

Miro a Lena por instantes que me dejan sorprendida. De su maleta metálica pegada e la espalda ella le arroja unas verdes cadenas a mi compañera de equipo. Zatanna comienza a decir unas cuantas palabras al revés y dichas cadenas toman fuerza, o conciencia, según mi parecer, y rodean el cuerpo débil de Reing hasta atarla bien.

Lena suelta mi mano, saca de entre sus cosas un par de guantes de plomo con destellos verdes y rojos, colocándose uno en cada mano. Ella me mira, sonríe y se encamina hasta el cuerpo inhabilitado de Reing, lanzándole uno, dos, tres golpes a la cara. Asombrándome cuando del rostro de esta se asoma algo de sangre. Desconozco por completo el material completo de esos guantes, pero sea lo que sea, de seguro también puede dañarme a mi, y eso me deja una duda poderosa. ¿Por qué Lena se tomó la molestia de hacer tanto armamento en contra de kriptonianos? Cualquiera de sus juguetes podría matarme.

El crujir de los golpes me devuelve a la situación actual. He perdido la cuenta de los golpes que Lena le ha dado a Reing, sin embargo puedo notar con detalle cómo esta va recuperando sus fuerzas, de momento la kriptonita no parece surtir efecto y con todo y cadenas, flechas en el cuerpo y el gas verde aún rodeándola, ella se levanta, rompiendo con esfuerzo las cadenas. Lena cae de espaldas al suelo, tan sorprendida como yo, y tan asustada como el resto. Su plan ha resultado algo contraproducente.

No espero un segundo movimiento, al ver las intenciones de Reign corro a gran velocidad colocando mi cuerpo de escudo frente al de ella justo cuando su brazo quería repetir la misma acción que tomó conmigo hace unos instantes. Ella quería atravesar a Lena con su brazo, en cambio ahora, había apenas si rosado con la punta de sus dedos mi herida. Por fortuna he podido detenerla justo a tiempo con ambas manos.

Con mis manos presiono más de mi agarre. Este la está lastimando, lo puedo ver en su rostro, sus facciones se contraen y cuando utilizo mi visión de rayos x para ver a través de su brazo, puedo divisar sus músculos comprimirse y el sonido de su hueso en un crujir lento.

El borde de mis labios tiembla deslizándose hacia arriba en una sonrisa incontrolable. De pronto mis acciones ya no son mías, siento una división en mi mente. Por un lado quiero causarle el dolor más profundo del mundo, despedazarla en su propio juego y mofarme de su debilidad. Provocar en ella todo el daño que ha hecho, pero por otra parte, quiero detenerme, yo no soy así, no está bien. Esta no es Supergirl.

Literalmente siento mis ojos arden en rojo vivo y sé, mi visión de calor está por lanzarse sin pedir permiso a mi mente, o tal vez sí, no lo sé, no lo entiendo.

-Veo que te agrada mucho tu brazo-mi voz sale pero no siento ser yo quien lo dice-Debes estar muy apegada a él.

Mi pie va al pecho de ella, empujándola con la planta del pie sin soltarla hasta que ella comienza a gemir de dolor. Claro que su orgullo es mucho como para suplicar piedad. Liquídala. ¿Qué? No. Haz que sufra.

-Basta Supergirl-habla Lena

La escucho pero no veo ningún avance, estoy tan aterrada como ella, yo no quiero hacer esto, no soy así, yo no debo ser así. Siento la mirada de los ciudadanos, los que aún se quedaron para presenciar esto, todos rodeándome. Miran aterrados, miran con temor pero no temor hacia Reign, es temor hacia mi.

-¡Supergirl, basta!-vuelve a gritar Lena.

-Quiero ver que tan apegado es tu brazo a ti-siseo. Haz que sangre, se lo merece, haz que sufra como haz sufrido, como quería que Lena sufriera.

Mi pie se estira cada vez más, alejando el cuerpo de Reign de su brazo firmemente agarrado por mi, sé que estoy apunto de hacer algo que no quiero y no sé cómo detener. De pronto, un cordón dorado rodea mi cuerpo y siento relajarse todos mis músculos y mi cabeza doler.

Me dejo llevar ante la debilidad que se apodera de mi cuerpo y suelto su brazo. Ella se arrastra con el brazo sano que aún le queda y emprende un vuelo lejos de la ciudad.

Mi cuerpo cae hacia atrás, sobre el regazo de Lena. Mi vista borrosa la puede ver llorar, el resto del equipo mirar con sorpresa y preocupación y una mujer al lado de Lena, en pie y mirándome fijamente. Su cabellera negra, su porte asombroso, y la mirada más noble que he visto son lo último que puedo notar antes de que mis ojos se cierren con el peso de mis parpados.

Lo último que escucho es la voz de Alex y la de la otra mujer, quien al parecer se llama Diana.

Supergirl; Hija de KryptónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora