Hace poco Kara había quedado inconsciente después de subir al helicóptero, y aunque su rostro parecía tranquilo y su respiración regular, podría asegurar que nada de lo que había pasado tiempo atrás la había dejado tranquila, a mi tampoco. Era la segunda vez que lanzaban un atentado así contra mi por lo que no puedo evitar pensar en Alexander, un desagradable recuerdo y una persona tan complicada.
Aprieto mis puños y frunzo el ceño casi automáticamente. Mis pensamientos delatan mi mal humor y la angustia creciente en mi pecho me llena de ansias, motivada por aquella desconocida aparecida frente a mi justo antes de que pudiera marcar el número que Kara me había indicado. ¿Quién era ella? ¿Qué hacía ahí? ¿Y a qué se refería con esas palabras?
Dos horas antes.
Tenía que llamar al número que Kara me dio, de eso era consciente, pero no puedo hacerlo tranquilamente cuando hay personas a mi alrededor gritando desesperadas por sus vidas, parte de esto es mi responsabilidad y me niego a quedarme sólo como espectador, no importa si me tardo un poco más en salir, simplemente no lo puedo ignorar, por más que sea antipática, algo desconocido me impulsa y grita en que debo ayudar. Yo no soy Alexander.
Una barra de concreto cae a escasos centímetros de mi, aplastando a dos de mis empleados, los reconozco fácilmente, uno es encargado de seguridad y la otra es recepcionista de la planta baja. Dispongo a alejarme evadiendo la culpa pero sus quejidos me afirman que siguen con vida, dado aquello tomo todo el valor de mi y corro en su auxilio. Sé que puedo ser débil, lo humanamente débil para poder levantar la barra yo sola pero no puedo pedir ayuda, mi orgullo y las circunstancias me lo dictan, dando paso a mi intelecto. De algo debe servir.
Con mi mirada desesperada busco por todos los escombros a mi alrededor, algo de todo esto me debe servir como palanca para sacarlos. ¡Y ahí está! A unos cuantos metros detrás de mi hay una gran varilla de acero que antes sostenía una placa. La de mi padre.
Niego con la cabeza, debo despejarme de otros pensamientos y ser objetiva para salir rápido, no sólo ellos me necesitan, también Kara, ella cuenta conmigo para llamar por ayuda y no fallaré, es lo último que debo permitirme.
Tomo la barra en mis manos y hago presión de palanca contra el concreto, acertando en levantarlo lo justo para que ambos salgan, pero al parecer el hombre no puede.
-Señorita Luthor-solloza la recepcionista, quien a rastras sale por debajo-Dave no puede mover las piernas.
¡Diablos!
-Escúchame bien, ¿de acuerdo? necesito que me escuches-indico con esfuerzo. El peso que mi cuerpo está esforzándose por cargar y mantener ya me está comenzando a cansar y no creo poder continuar un minuto más. Veo a la mujer angustiada asentir-¿Cuál es tu nombre?
Ella mira a mis ojos, tal vez sorprendida por la ligereza con la que intento llevar el momento, o quizá algo mucho más. Sonríe entre ojos cristalinos.
-Grace-contesta
-Bien Grace, ¿estás lastimada?
Ella niega.
-Necesito que me hagas un gran favor, ¿de acuerdo?-vuelve a asentir-Vas a tomar de los brazos a Dave y con el máximo de tu esfuerzo quiero que lo arrastres lo más lejos que puedas de esto, ¿si?
Sus orbes cafés me miraron con brillo indescriptible, algo muy cercano a la admiración, o imaginaciones mías pues nunca me han mirado así. Ella vuelve a asentir tomando una posición favorable a mis indicaciones.
-Bien, a la cuenta de tres. ¿Lista?
-¡Sí, jefa!-responde firme, asombrándome por el tono y las palabras dichas. Miro de reojo su perfil decidido, una característica borró por completo el miedo en su rostro de hace unos instantes.
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Supergirl; Hija de Kryptón
Fiksi PenggemarKara Danvers lucha por pasar desapercibida como una simple humana mientras está a punto de terminar sus estudios y comenzar con su trabajo como periodista practicante en CatCo, donde se encontrará como una novata en una rueda de prensa organizada po...