Nuevamente frente a mi se presentaba la escena que ya comenzaba a ver como algo normal. Kara está a la puerta de mi casa un sábado por la mañana después de que por teléfono le había mencionado lo atareado que estaría mi fin de semana y que no tendría tiempo para nada más que no sea trabajo. En sus manos cargaba dos vasos de humeante café sobre un recipiente para cuatro, una bolsa de papel algo grasienta por debajo, puesta encima de una caja pequeña de cartón, acompañada de su mejor sonrisa inocente y esos anteojos chuecos sobre sus azules ojos juguetones.
En situaciones como esta es que no sé lo que deba de hacer, dejarla entrar, sonreír y compartir mi mañana de sábado con ella o cerrarle la puerta en la cara. Resoplo cansada, ya intenté ser grosera con ella y fracasé así que lo que me queda es ser amable, algo nuevo y desconocido para mi y en general, para un Luthor. Sonrío. Debo admitir que ya no me molesta ser llamada por mi apellido, pese a los cientos de malos recuerdos que arrastra consigo eso, y se lo debo a esa rubia.
-¡Buenos días!-exclama ensanchando su sonrisa-¿Puedo pasar? Traje café, rollos primavera y unas rosquillas.
Sus coquetas cejas se elevan y bajan simultáneamente haciéndome reír genuinamente.
-Tienes suerte de que tenga tanta hambre-confieso haciendo espacio para dejarla entrar.
Su risa infantil es estruendosa cuando quiere, en otras ocasiones, como esta, tan delicada y femenina, escondida bajo un rubor enternecedor. En el transcurso de estás semanas he aprendido a identificar más sus gestos, sus hábitos buenos y malo, entre otras cosas. No me extrañaría que conmigo fuera similar, hemos pasado bastante tiempo juntas, ya sea por trabajo o porque ella quiere y le nace venir a visitarme pues L Corp aún no estaba restaurado del todo. Desde el último incidente han transcurrido con exactitud seis semanas, de esas seis existieron dos en las que Kara estuvo un poco ausente, ella se había excusado con que eran simples asuntos familiares sin importancia, y hasta entonces no me importaban, o eso creo.
-¿Ocurre algo?-pregunta ella devolviéndome de mis pensamientos, ahora que lo pienso puede que mi rostro me delate.
-Sólo pensaba-digo con sinceridad
Ella da un sorbo distraídamente a su vaso de café, sus ojos se desvían por cualquier lugar de mi estancia principal, cualquier lugar excepto mi persona. Quiero preguntar, siento que debo hacerlo pero no sé cómo, no soy muy buena en esto, nunca había tenido amigos, ¿cómo debo actuar?
-¿Y qué pensabas?-se aventura a iniciar ella.
La miro por segundos casi eternos, mi boca se tuerce y mi pie derecho no para de golpetear el suelo con ansiedad. ¿Debo ser directa o simplemente lanzar comentarios clave? ¿Mi mirada la intimidara si continúo con esto? ¿Por qué se sonroja cada que la veo a los ojos? ¿Hago algo mal?
-¿Lena?-insiste con duda. Sus nudillos atrapan el borde de su suéter, enroscándolo contra su puño nerviosamente.
No sé si en Kara apliquen las teorías de Freud sobre la personalidad, todo lo que sé sobre la interacción entre personas es mera teoría, jamás la puse en práctica salvo cuando llegué con los Luthor y Alexander me recibió.
-¿Puedo preguntar el motivo de tu extraño comportamiento en las primeras semanas de venir a verme?-formulo lentamente. Puede que no se note mucho pero tengo cuidado de cada palabra que empleo para no incomodarla o algo peor.
Ella parpadea dos veces seguidas, vuelve a dar un sorbo a su café, uno más rápido y largo, asombrándome por no tener ninguna reacción contra la temperatura del café. En realidad estaba muy caliente, y eso acciona que mire mi propio vaso humeante entre mis manos con el ceño fruncido.
ESTÁS LEYENDO
Supergirl; Hija de Kryptón
FanficKara Danvers lucha por pasar desapercibida como una simple humana mientras está a punto de terminar sus estudios y comenzar con su trabajo como periodista practicante en CatCo, donde se encontrará como una novata en una rueda de prensa organizada po...