Talia Al Ghul

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Abro mis ojos, estoy agitada, tengo frío y no veo nada. El ambiente es húmedo y a eso huele mezclado con el metálico aroma a sangre. Noto mis manos atadas sobre mi cabeza, pegada a una viga de madera demasiado vieja, también me percato de mis pies descalzos y la sensación de caminar sobre pasto seco, mi cabello y rostro mojados, sin camisa y con un pantalón de manta algo desgastado. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?

Tomo el impulso columpiando mis piernas, apoyando todo el peso y fuerza en mi abdomen hasta llegar la punta de mis pies por encima del agarre de mis manos contra la cuerda y la madera. Ahora jalo con fuerza de mis brazos y apoyo el resto en mis piernas para romper la cuerda y verme liberada en menos de dos minutos. Tengo que salir de aquí, ver la manera de cómo comunicarme con Kara y que dé con mi ubicación antes de que vuelva a encontrarme en problemas.

El frío vuelve a calar mis huesos y la humedad hace mella sobre mi piel desnuda del torso. Suerte la mía que hallo un balde de metal y a su lado una blusa de tirantes, por lo menos no me pasearé en sostén para encontrar la salida.

La luz entrando por la habitación me pone en alerta. Abrieron la puerta y entraron. Giro decidida a enfrentar a mis atacantes, pero me encuentro con semejante sorpresa cuando veo a una completa desconocida portando un traje de cuero, porta navajas en sus muslos y una pistola en su cadera. ¿Quién diablos es?

No me voy a quedar a preguntar, pongo todo de mi pese a mis manos inmovilizadas temporalmente le suelto golpes con mis piernas en ligeros movimientos que sabe bloquear. Ella sonríe.

-Eres bastante útil para ser hermana de Lex-se mofa cruzada de brazos-Y veo que te liberaste más rápido de lo que él lo hizo hace mucho tiempo.

Ella conoce a Alexander, ¿por qué esto no me sorprende? Si él tuvo que ver en todo esto saldré de aquí y lo mataré de una vez por todas.

-Noto cierta hostilidad cuando menciono a Lex-ríe-Descuida, a mi tampoco me cae en gracia tu hermano-explica sacando de su bota derecha una pequeña navaja.-Ahora no des lata y no te muevas mientras te desato. Si haces algo estúpido te cortaré tus uñas, una por cada intento. ¿Me has entendido?

Frunzo el ceño y asiento.

No puedo ser estúpida y aunque hiera mi orgullo debo admitir que si esta mujer pelea así de bien y sin mucho esfuerza, no debe estar sola en este lugar. La verdadera pregunta es; ¿qué quiere ella de mi y por qué estoy aquí?

Rápido corta por completo la soga que hiere mis muñecas por su áspera textura, gira sobre su eje y abre la puerta, quedándose así frente a esta sin moverse.

-¿Esperas una invitación por escrito? ¡Muévete y acompáñame!-grita y yo me limito a obedecer.

Caminamos por lo que parece ser un edificio con estructura antigua, podría ser una imitación perfecta a un castillo alumbrado con antorchas por los pasillos. Y hablando respecto a eso, mis pies siguen descalzos, tengo sed y mucho frío, aún no sé dónde estoy y que fue lo que pasó exactamente con Kara y esa mujer.

Llegamos a una de las puertas más grandes, me abre e indica con su mirada seria que pase, ella me sigue de cerca. Esto es una habitación. No entiendo nada, la cabeza comienza a doler.

-Gracias a mi, mi padre te ha tenido consideración y permitió que te quedaras-habla de nueva cuenta-Esta será tu habitación y este tu nuevo hogar.

La miro con reproche.

-¿Quién eres?

Ella se encoje de hombros. De verdad creí que yo era la mujer que más frunce el ceño pero ella, parece que le pagan por hacerlo. Es tan poco comunicativa, tan poco expresiva y tan mandona, de momento siento empatía con Kara, compadeciéndola por haberme hecho la persona más insufrible con ella.

Supergirl; Hija de KryptónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora