Supergirl; Hija de Kryptón

Lo Siento.

Me duele el cuello por la manera incomoda en la que dormí el día de ayer, sabía que estaba cansada pero no tanto, después de todo Kara siempre tiene razón respecto a mi, no le veo el sentido a discutir sobre eso si siempre me gana. Aunque admito que es gracioso hacerla enojar, no es como si fuese la persona más ruda que existe, cuando se molesta tiende a parecerse a un adorable conejo molesto, imposible de tomar en serio.

Recuerdo vagamente que ayer quede de ir a su casa por algo que, según ella, era importante, y sí, planeaba ir hasta que el aburrimiento y fastidio me invadieron. No quería ser grosera con ella pero eso de asistir a reuniones familiares no es lo mío, detestaría tener una plática con sus padres adoptivos y otra con su hermana, podía imaginarlos hacer un interrogatorio completo de lo que significa ser una Luthor, y toda mi vida viví eso, no quería hacerlo otra vez, mucho menos tener una discusión con Kara por ello. Después de todo, si me hubiese dicho lo que realmente trataba todo ese misterio, entonces sí sería de gran importancia. Por no asistir a una reunión como esa no creo que se me acuse como el peor ser humano, ella lo entenderá, sabe como soy.

-Jess-saludo a mi fiel secretaria-¿Qué pendientes tenemos el día de hoy?

-Ninguno por ahora-informa revisando una vez más la agenda entre sus manos-Y la junta la espera hasta el medio día.

-Entendido-contesto con extrañeza.

¿Por qué siento que algo falta? Es extraño, es como si esperara a que algo pasara justo ahora pero no, nada. Y lo que es más, no tengo trabajo hasta las doce del medio día y es por una simple junta, después de eso estoy segura que tengo el resto del día libre. Más aburrida no podría estar. Por suerte tengo mi otro trabajo junto a Kara, la idea de ayudarla a mejorar, entrenarla, me provoca ansiedad de la buena. Un sinónimo en mi diccionario para felicidad apresurada y desesperante. Por fin siento que estoy ayudando a que el mundo sea un lugar mejor.

Miro la hora en mi computador. Humm, las 9am. No es por ser dramática pero para este punto del día siempre llega Jess anunciando la presencia de Kara, quien cruza mi oficina con un par de vasos de café y una bolsa de rosquillas glaseadas. Supongo que se le ha de haber hecho tarde o quizá entró antes a CatCo y su jefe, quien por cierto es más malhumorado que yo, la está presionando por lo del otro día. Sólo me queda esperar, por suerte para mi, soy buena en ello.

5 horas después.

Vuelvo a revisar la hora en mi computador, exactamente son las 2pm, acabo de salir de la junta más aburrida de mi vida, ni siquiera he podido desayunar ni formular una oración completa sin quedarme pensativa. ¿Dónde te has metido Kara? Estoy tan tentada a marcar el intercomunicador y pedirle a Jess que indague su ubicación, pero es aún más tentadora la idea de hablar a CatCo y preguntar por ella. No creo que esté pensando racionalmente ante todo esto, es más que lógico que si hablo Grant hará muchas preguntas sobre mi llamada y la conexión que tiene con Kara, y no quiero meterla en problemas por ello.

Miro mi bolso sobre mi escritorio, sé que me voy a culpar mentalmente por esto en todo el camino pero necesito respuestas, respuestas que no sean creadas por mi mente y me atormenten durante el resto del día.

¡Sí! Estoy decidida. Voy a CatCo para visitar a Kara, cualquier cosa que le pase me interesa, no puedo aparentar que no, sólo me atormentaría a mi y no me gustan las mentiras, para nadie. Ella se ha vuelto mi respaldo, lo mínimo que puedo hacer es corresponderle de la misma forma. Siendo incondicional.

Voy conduciendo por cuenta propia hacia el trabajo de Kara, sé que dejaré a más de uno asombrado por mi presencia en la revista número uno para criticarme y no me importa. Desde que Kara es mi, digámoslo, reportera personal, las cosas han cambiado, y no tiene que ver con que ella sea mi amiga, ella vio luz en mi, una que creí que no existiría después de todo lo ocurrido, vio lo que yo jamás pude frente al espejo.