No escuchaba realmente lo que Blair le estaba diciendo. Incluso si notaba su boca moverse, el sonido no llegaba a ella. No podía apartar las uñas escarlatas de su boca.
Blair le había explicado que las carreras se hacían en el puerto de la ciudad. Por la noche quedaba completamente deshabitado, y con un poco de ayuda, se liberaba el camino para cualquier acto ilícito.
En el momento que preguntó por la policía, Peter soltó una burlona risa, sólo pudo sentirse ingenua y levemente avergonzada.
Ally sólo podía ver diferentes tonos de luces florecientes, proveniente de la diversidad autos costosos. Blair, impaciente, logró que la castaña se bajara del auto. Casi temblando, Alice fingió caminar con la elegancia que habitualmente poseía.
Sólo pudo dedicarse a observar su alrededor. Cada un auto, había diez personas rodeándolo. La mayoría de estas, eran mujeres exóticas y otras un tanto ordinarias. Pero cada una de ellas tenían los mejores cuerpos y las ropas más provocadoras.
Los hombres, en cambio, parecían irradiar poder en sus miradas y una pecadora diversión se expresaba en la sonrisa de todos. Los grupos de personas se distinguían porque entre ellos compartían un patrón de vestimenta. Alice intentó no mirar demasiado y bajó la mirada cuando se sintió observada.
Bailaban y tomaban con libertad, admirando los autos como si estuvieran dentro de un museo.
«Parecía una competencia por quién tenía el auto más pintado»
Alice no se consideraba demasiado superficial, pero al mirar a las personas a su alrededor, de una manera discreta, confirmaba cada vez más que éste no era su ambiente, su mundo. Podría llegar a ser un lugar cómodo para Blair Palmer, pero sin duda para ella, no.
Jason solía ser parte de lugares así –incluso temía encontrárselo-, desde antes de que ella naciera hasta después, incluso cuando su mujer, Laura, lo abandonó. Alice intentó borrar de su mente los recuerdos de las peleas de su adolescencia. Siempre quiso alejarse de aquél mundo que separó a Laura de su padre. Aquel mundo donde se encontraba ahora, por su culpa.
Éste era el mundo de Roy Lavrov.
—Luces nerviosa— le murmuró Peter en su oído. —No te preocupes; si alguien te secuestra grita marco. Yo gritaré polo.
Revoleó los ojos, intentando disfrazar su poca seguridad.
Peter no le generaba demasiada confianza, pero lo que no podría saber era la detallada orden que Charlie Green le había dado. «No dejes que se meta en problemas» dijo después de que Alice pasara por su bar.
Él –quien no jugaba con el señor Green- supo que si algo le pasara a la chica, sería culpado. También, espiar junto a Alice no se sentía como algo laboral en absoluto.
Se debería sentirse más segura sobre sus pies, después de todo, tenía varios ojos cuidando de ella. Desde su padre, Jason, que cargaba con cierta reputación. Charlie Green, porque se había consagrado como su favorita y Roy. Peter sabía que era con el que más cuidado debía manejarse.
—Eso fue una broma— le dedicó una reconfortante sonrisa, sabiendo que la chica rica la necesitaba. —¿Cómo estás? ¿Quieres un botón de anti-pánico?
Alice bufó, intentó no reír ante eso. —Odio este lugar. Todos parecen que van a asesinarte si los miras demasiado.
Peter rió —Acá nadie tocará a la chica de Lavrov.
Alice bufó. Caminaron sobre el espacio entre los lujosos autos exhibidos, listos para ser explotados. Con cada mirada que Ally cruzaba con algún desconocido, o desconocida, estrujaba con más fuerza el delgado bíceps de Turner.
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No puedo enamorarme (de ti) - CANCELADA
Acción«Roy sólo amaba dos cosas en su desastrosa vida; los autos rápidos y a ella.» «Cuando el amor termina; la locura comienza»