«34-2» Hijo del diablo

800 57 43
                                    

Volvió a mirar su reloj de mano, dejando caer la cabeza contra la puerta del auto negro de Baby. El boxeador estaba demasiado borracho como para conducir por su cuenta y estaban a la espera de que el policía reapareciera para encargarse de su compañero de piso.

—Vuelve a llamarlo— insistió Roy, Baby estaba sentado en el cordón de la calle, con una expresión en el rostro que aseguraba que de moverse demasiado, lo vomitaría todo. —¡Baaby!

—Me manda al buzón.

Bufó. Sin embargó, Baby volvió a marcar la pantalla de su celular y se lo llevó al oído.

Roy escuchó el rington detrás de él. —Puedes parar. Aquí estoy.

Se esforzó por disimular la mezcla de diversión y sorpresa en su rostro, cubrió su boca con una mano. Babyface, fue menos delicado y se paró rápidamente, con la boca abierta.

Harry Palmer casi llegaba a ser de su misma altura, con los hombros cuadrados y brazos bien formados. Tenía la piel de color siena, el cabello oscuro y siempre prolijo, a juego con la barba corta.

Entraba en el parámetro de la idealización de cómo debía lucir un policía, tanto como Roy entraba en el de parecer un piloto de carreras ilícitas. Era un tipo grande y duro, que no esperabas ver rodeándole el brazo a un chico delgado y bajito.

—Adiós, guapo— le coqueteó el más bajo, luego de plantarle un beso en los labios.

Tenía una expresión inescrutable, mientras caminaba hacia ellos con total tranquilidad; a Roy le pareció hasta más relajado que antes.

Por su lado, Baby había bebido de más esa noche. Sus manos comenzaron a sudar cuando Harry se acercó a ellos, tenía el estómago duro y se sentía excluido.

—¿Eres...Eres gay? — trastabilló.

Roy cubrió sus ojos para no reír ante la expresión del boxeador. Pero se preparaba para interferir si llegaban a enfrentarse físicamente.

—¿Supone un problema? — preguntó Harry con una ceja arqueada.

—No. Por supuesto que no. —De pronto, Baby no parecía tan borracho. —Pero, ¿por qué no me lo has dicho?

—Tu no me dijiste que eras hetero — Baby boqueó, pensando una respuesta correcta. — Ya ves, las personas no van por ahí, anunciando su sexualidad.

Roy hizo sonar sus manos en un aplauso seco, divertidísimo con la escena. Si su amigo ya no corría peligro no había nada que lo obligara a permanecer más tiempo entre la putrefacción de las esquinas del Atracón.

—Bueno, Palmer, te toca ser el conductor designado— le lanzó las llaves y señaló a Baby. —Si lo dejas tirado por ahí, me enteraré.

Con esa última divertida amenaza escapó dentro de su Dodge Charger.



Él realmente había intentado seguir la ruta hasta su casa, hasta el barrio gitano. Conducía con la ventana baja y el viento picándole en los ojos, el cd de Bon Jovi iba por la mitad pero había dejado de escucharlo cuando reconoció las casas pintorescas, con jardines grandes y camionetas familiares en la acera.

Frenó por unos instantes frente a la casa con el techo empinado, y las tablas de maderas. La luz de la ventana de Alice estaba apagada; ¿debía ser la hora? Miró su reloj de mano y las agujas señalaban las 4.45am. Pero era sábado y Alice debería estar viendo Netlifx, pensó.

Respiró profundo, inclinándose contra el asiento. Tenía todos los músculos de la espalda adoloridos, tensos desde que había vuelto a ver a Junior a los ojos. Apartó la mirada, bufando con agresión.

No puedo enamorarme (de ti) - CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora