«35-1» Seguridad; Riesgo

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Tenía ese sentimiento culposo sobre los hombros por estar invadiendo unos indefinidos límites sobre lo que está bien y lo que no; y sobre seguridad y riesgo.

Por ejemplo, estaba segura –pero no relajada- junto con Harry, pero estaba haciendo algo que no estaba bien y comprometía esa certeza.

—¡Es que no lo entiendo Harry! — gruñó.

La caja que llevaba pesaba demasiado y cuando la soltó sobre la mesa de la casa de Babyface, jadeó. Ayudaba a su mejor amigo a terminar con las últimas cosas de su mudanza. Harry se había convertido en compañero de piso de Babyface – en la ex casa de Lavrov- y ella todavía intentaba comprender el por qué.

—Antes, apenas podías verlos— espetó, Harry entró después que ella con dos de las mismas cajas y dejándolas en el suelo. Oficialmente, se había mudado con el boxeador. —¿Y ahora vivirás con él? ¿Acaso no te importa lo que te contamos?

El moreno bufó dejándose caer en el sillón y limpiándose el sudor de la frente. Alice no había ayudado en absoluto, había cargado con una caja y había sido suficiente, mientras lo regañaba odiosa.

—Ally, por favor— empezó. —No me metan en sus problemas maritales.

—¿¡Maritales!? — repitió caminando de un lado a otro. —Un problema marital sería que Roy no levantara la ropa del baño o que no se cepillara bien los dientes. ¡Él... mató a alguien!

Era la primera vez que decía aquellas palabras tan directamente –en voz alta. Se sintió bastante parecido a confesarlo ante un juez. ¿Podría Roy ir preso? ¿Nadie reclamaría o encontraría el cadáver? ... ¿Qué habían hecho con él?

Ella podía lidiar con esas preguntas y no obtener respuesta; podía hacerse la tonta hasta que todo se hubiera desvanecido solo. Lo que nunca podría hacer es alegrarse de que Harry conviviera con este par, tampoco, vivir con ello. Quería que se vaya.

—¿Por qué susurras? — inquirió con una ceja arqueada. —Te dije que Baby está entrenando y Roy no vendrá hasta mucho más tarde. Relájate.

Se removió en su lugar, dejando de caminar de un lado a otro. Alice había chequeado la hora antes de entrar al departamento, en el ascensor y mientras descargaban las cajas, sabía que Roy no saldría del taller hasta pasadas las seis de la tarde, sin embargo, no podía abandonar el sentimiento de estar allanando su casa.

También le había pedido a Peter que le avisara si Lavrov decidía volver antes justo esa tarde.

—Es su casa— dijo finalmente. —No lo sé. Se siente mal estar acá sin él.

—Pero ahora también es mi casa.

Rodeó los ojos. — Sí. Y no creas que volveré otra vez.

—¡Te dije que puedes venir cuando él no esté!

—¡No es sólo él, Harry! — se sentó a su lado, no quería pelear con él pero parecía no poder ver la gravedad de la situación como ella. —Es la casa de Baby también. ¿Y si llegaran de repente? No quiero volver a ver a Roy. No quiero estar cerca de ninguno de ellos.

Harry se enderezó, recobrando cierta compostura más adulta. —Y me parece perfecto— admitió. —No te quería con Roy antes, y sigo sin quererlo.

—¿Pero?

De todas las personas que se hubiera imaginado que no se alzarían contra Lavrov en esta situación, Harry estaba a una milla de la simple idea.

La observó con sus grandes ojos dulces y tristes, suspiró y dejó una de sus manos sobre su rodilla. —Entiendo que quieras alejarte de Roy, mucho más después de la historia entre Jason y Laura... pero no todo en la vida es blanco o negro, Alice. A veces, hay matices.

No puedo enamorarme (de ti) - CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora