«22» Animales

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El Arrabal con sus incandescentes luces azules, su música bailable y el alcohol tan fácil de conseguir convertían a las personas que habían asistido a la batalla de Babyface contra un desconocido en auténticos animales.

Y es a mí a la que dicen bestia.

La pelea no era nada de lo que Alice había esperado. Ambos eventos –el Atracón y la pelea de Baby- mutaban, de la misma forma, a las personas. Convirtiéndolas en animales eufóricos por la violencia, amenazas para ellos mismos y los demás.

Alice se tocaba el cabello constantemente, le sudaban las manos y se cubría el rostro cada vez que la mano oscura del contrincante de Baby paraba en alguna parte de su cuerpo. Todos los amigos del boxeador, inclusive Roy Lavrov, le vitoreaban alrededor del ring.

—Estás exagerando— comento, casi graciosa, una Blair Palmer que bebía de un líquido rosáceo.

Alice boqueó. Sentía el pecho encogido, y se lo tocaba repetidas veces. —Es tu novio del que estás hablando.

—Roy dijo que tiene que actuar un poco— dijo casi divertida con la función frente a ella. —Cuanto más dura la pelea, más apuestan. Aparte, la mitad de esas lastimaduras las tiene desde ayer.

—¡Le sangra toda la cara! — Y no quiso, pero lo dijo en voz alta.

—No te preocupes, chica. Baby es duro como una piedra— alagó Jess, sin despegar la mirada de su mejor amigo.

—Tú estás disfrutando esto— se burló la rulosa.

Harry Palmer, a su lado, observaba atentamente la pelea, sin producir palabra alguna que no sean indicaciones improductivas que Baby jamás llegaría a escuchar.

Estaban sentados sobre el respaldo de uno de los asientos más alejados, sin embargo, eran los que mejor vista tenían; Alice podía ver perfectamente la mandíbula del contrincante de Babyface torcerse cuando le estrelló el guante rojo en ella. Hace instantes estaba bebiendo de un riquísimo Cosmopolitan, pero había desaparecido cuando Baby fue arrojado contra las cuerdas. Simplemente no podía mantener las manos quietas.

«Por favor, cuándo termina esto »

A varios metros de ellos, el ring –que usualmente era la pista de baile del Arrabal- estaba totalmente equipado de forma que si no conocías la verdadera estructura del antro, se podría creer que siempre estaba allí.

—¡Ay, por dios! — gritó Alice, y en la multitud se escuchó en coro un "uuhh".

Blair se había cubierto la cara. Lo único que había llegado a ver, era a su novio ser levantado por el gigantesco boxeador y arrojado a la lona.

—¡VAMOS, BABY, HAZLO MIERDA! — gritaba la morena. —¡NO TE DEJES VENCER, BABY TU PUEDES!

Alice miraba por el espacio entre sus dedos que le tapaban la cara, y tenía a su mejor amiga colgando de su camiseta. —¿Le está ganando?

—No puedo ver— confesó sin ninguna vergüenza la castaña.

—Lo tiene contra la esquina— indicó el otro Palmer.

—¡DALE, BABY!

—Le va a destrozar la panza— volvió a explicar la pelea, Alice se escondió en su hombro.

Blair se había descubierto el rostro, pero no por mucho tiempo—Ay, mi amor. ¡Tú puedes bebé!

—¡CON LA DERECHA, BABY!

Alice no podía ver como machaban a una de las personas que más le encantaban. —Juro que no puedo ver.

—¡Se soltó! — celebró el policía. Inmediatamente el par de mejor amigas se pusieron de pie. —¡No pares! ¡Dale! ¡PEGALE!

No puedo enamorarme (de ti) - CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora