«32-2» Tortura

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Donde las plumas caen, los ángeles pisan y los gitanos vagan.

Era el lema más importante de aquella comunidad. Roy y su grupo de amigos estaban sentados en una de las mesas más grandes, con un mantel rojo carmín y desorbitantes cantidades de diferentes comidas que los vecinos habían llevado, también era la más cercana al improvisado escenario que entre todos habían llegado armar.

Tres mujeres de cabellera larga y morena bailaban sobre el escenario, con las típicas prendas de la cultura mientras los hombres marcaban el ritmo con las guitarras por detrás.

El público que atendía el show acompañaba la música con palmas, Roy observaba hipnotizado a las mujeres moverse. Si bien no dudaría más de dos segundos en elegir irse de ese barrio, siempre se sentía cautivado por ellos.

—Mmm— gimió Babyface a su lado, llevando un pedazo de pan untado en guiso de andrajo— Esto está exquisito, amigo.

Roy sonrió. —¿Cuántos vas ya? — dio otro pitada a su cigarrillo y soltó el humo lejos de su amigo.

Baby lo miró seriamente. —Es el tercer plato que me sirvo... pero es que no puedo parar.

Lavrov volvió a reír, desviando la vista hacia la muchacha con un vestido suelto y floreado. Negó lentamente, con la mirada fija en Blair Palmer, el hecho que se había vestido de esa forma por asistir a una fiesta gitana le causaba una mescla de diversión e indignación.

La caribeña de rizos chocolates estaba sentada de piernas de indio frente al escenario, junto a la animada Jess Bell y las mellizas entre sus piernas. Desde que habían llegado Roy sentía ese pinchazo en la boca del estómago. ¿Había hecho bien?

A Alice le habría divertido ese festival.

—¿Qué te pasa? — preguntó Baby, como si estuvieran conectados. —Tenés cara de oler caca.

Roy rodeó los ojos, sacudió su cabello. —Nada. Pienso en la Bestia.

—¿Seguís con eso? — contestó aburrido con mucha comida en la boca. —Tenés que aceptar que la bonita está un poco loca— Roy gruñó ante ese apodo. —Ir así contra Charlie... una locura— opinó.

—Ella no lo conoce— defendió. —No sabe de lo que es capaz. Ahora tendremos que mirar en cada esquina— rodeó los ojos, gruñendo— Hijo de puta.

Baby apoyó una mano sobre el hombro de Lavrov. —Pero Green sí sabe de lo que somos capaces. Se mantendrá al margen.

Roy apartó la mirada de la clara de Durden, observó cada persona que los rodeaba, bailando alegremente y metidos en sus propios asuntos. Nunca se perdonaría que Charlie Green tocara a Alice.

—Además, va a poder venir a un millón de fiestas más así.

Roy se mordió el labio inferior, mirando la punta de su cigarrillo consumirse. —Hay que ver si quiere volver a verme.

Lo escuchó chistear y se volteó a verlo. —Alice siempre vuelve.

Volvió a apartar la mirada hacia la mejor amiga de su novia, Blair no parecía igual de jovial y alborotadora que siempre; no buscaba la constante atención de Babyface y no abandonaba el lado de Jessica. —¿Qué le pasa a la Rizos?

Baby levantó su mirada clara para enfocarla en los rizos recogidos en un moño regordete. —Creo que está enojada— comentó inseguro. —Debe ser porque no dejaste venir a Alice.

Roy bebió de su cerveza y sacudió su cabello antes de volver a esconderlo debajo de la gorra oscura. —¿A tu novio no lo invitaste? — volvió a molestarlo golpeando su hombro. —¿Qué pasa te aburriste del poli?

No puedo enamorarme (de ti) - CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora