«16» Contención; Ataque.

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Recorrió su cabello desordenado, levemente húmedo por el rocío de la noche. Blair Palmer celebraba y daba pequeños pasos alrededor de la figura de su primo, celebrando el que había vuelto como le había prometido a Alice Roselline.

—Me encanta este lugar— alegó sonriente, Harry Palmer era fanático de los restaurantes o bares retro.

El suelo del Café de Flor era de cuadrados blancos y negros, sus paredes adornadas de un fuerte rojo al igual que sus mesas, sillas y la barra de desayuno. Sin duda, una réplica de un bar de los cincuenta.

—Parece que todo tiene mucho aceite por acá— agregó la caribeña, con la nariz retorcida, mirando con desagrado la barra que rodeaba la cocina.

Fue la primera en deslizarse sobre uno de los asientos, Alice la siguió mientras que Harry se sentó frente a ella. —Te vas a tragar la hamburguesa igual, así que no te quejes.

Ese simple comentario bastó para desatar una discreta pelea entre los parientes; sobre la comida, la sociedad y los estereotipos. Alice sólo podía observarlos divertida; había pasado ya mucho tiempo desde la última vez que estuvieron los tres juntos, mucho tiempo desde que la razón por la que se veían no era un Harry Palmer borracho recordando aquel asalto que arruinó su vida. Ahora su sonora risa llenaba el espacio.

Alice participaba de vez en cuando en la conversación, simplemente asintiendo o sonriendo falsamente, sin embargo, se encontraba realmente feliz en aquel lugar. Pero una parte de sus pensamientos estaban ocupados en la expresión ausente de los ojos invierno. Tal mirada de abandono y tristeza de Roy Lavrov no se había borrado de su cabeza.

—¡Alice! — chilló su mejor amiga, por tercera vez, sorprendiéndola.

Removió la mano que sostenía su mentón. —¿Qué? — preguntó algo abrumada por su llamado de atención.

—¡Te llamé mil veces! ¿Escuchaste lo que dije? — gruñó ofendida.

En respuesta, sólo revoleó sus ojos. —Claramente, no.

—Te decía que invitó a ese... Cara de Pendejo—acotó Harry, haciendo un brusco movimiento de manos. —Y sin consultarnos privado, obviamente.

Babyface.

Alice carcajeó muy suavemente. Nuevamente la página de internet que había revisado en su computadora había vuelto a su memoria. Se había pasado toda la tarde investigando sobre el cáncer de Wilms.

El hombre de piel bronceada y cabello moreno la escrutaba con sus preciosos ojos, a lo que ella sólo pudo responder con una mirada triste. Pero fue Blair quién la interrumpió con su voz, ahora, serena. —¿Qué está mal, Ally?

Tomó mucho aire y lo dejó escapar de sus labios brillosos, saltando su atención de una persona a la otra. Sus cejas se curvaron, sus ojos brillaron y mordió involuntariamente el interior de sus mejillas.

—¿Sigues mal por la prima de Roy? — preguntó el policía, con una voz dulce; era el mismo tono que usaba, en su trabajo, para informar que alguien había fallecido.

—Si no me habló es porque le pasó algo— confesó con la voz ahogada, la mano de Blair no tardó en posarse sobre la de ella.

—No, no, Alice. Primero: te lo hubiera dicho y segundo: él va a venir a comer— animó. —Baby me lo dijo. No vendría a comer si su prima estaría muerta.

—¡Blair! — se quejó el policía, levantando la voz. Alice apretó los ojos. Blair Palmer no se definía por su tacto al tratar temas serios.

—Pero si no dije nada malo.

—Tenes que tener un poco más de decoro.

—Ni si quiera sé qué significa eso.

No puedo enamorarme (de ti) - CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora