«19-2» Kryptonita

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Eran pasadas las ocho de la noche cuando Alice volvió a revisar su teléfono, a la espera de que el señor Charlie Green acudiera a salvar el día. Se encontraban en la conocida comisaría más cercana al café de Flor, también solía ser el trabajo estable de Jason Rosalline.

Habían llegado a la estación hacía ya unas tres horas desde el incidente y todavía no se habían dado nuevas noticias. Roselline se encontraba demasiado preocupada por el venidero encuentro entre el corredor y el hombre en trajes caros.

Alice todavía se abrazaba a sí misma en las afueras de la comisaría, ya demasiado agobiada del movimiento que había dentro. Incluyendo que aquél era su lugar menos favorito desde que habían sugerido a Jason que cediera su puesto.

Alice sonrió de lado ante los cuerpos que se acercaban preocupadamente hacia ella.

Bruno Wells le sonreía con su típica altanería y mirada pícara, pero ahora era remplazada por unos ojos preocupados. A su lado, el cabello fogoso de Peter Turner brillaba bajo los faroles de la ciudad, que era lo único que proporcionaba un poco de visibilidad en la profunda noche.

—¿Estas bien? — fue lo primero que dijo Turner, antes de rodearla con sus brazos. El pecho del hombre de cabellos colorados y pecas claras sufría de un increíble ataque de culpa. Él debería haber estado con ella.

Alice acepto el abrazo. —Llevan horas ahí dentro— torció la boca. —No sé por qué tardan tanto.

Bruno bufó. —Es todo un procedimiento de mierda— le informó, pero Alice ya conocía todo el papeleo que debería hacerse, sin embargo, también sabía que era muy fácil librarse de aquello si conocías la gente adecuada.

—¿Qué haces acá sola? —preguntó el pecoso, Alice solamente lo miró fijamente.

—Sólo tomo un poco de aire.

Se volteó hacia su compañero, dejando una mano pálida con tinta negra sobre su hombro. —Tú ve a verlos, yo me quedaré un rato con Ally.

Bruno asintió, acariciando el brazo de Alice antes de adentrarse al edificio. Frunció el ceño, ¿Por qué todos los amigos de Lavrov la traban como si fuera demasiado frágil? Aquello le molestaba más que cualquier otra cosa.

—¿Cómo fue? — preguntó su nuevo amigo apoyándose en el Nissan March azul de Jess Bell.

Alice se acarició la frente, su cabello estaba despeinado y gomoso debido a la humedad de la noche. —Fue increíble— suspiró. —Como ver un canal de boxeo.

—Baby es boxeador, Ally— informó Peter, algo que a Alice le había quedado demasiado claro.

—Eso no era sólo boxeo, Pett— las imágenes se reproducían en su memoria en cámara lenta. —Era como... Era como-

—¿Cómo?

Alice rascó su rodilla mientras el frío volvía a azotar contra sus brazos desnudos. —¿Sabes hace cuanto se conocen? ¿Roy y Baby?

Elevó los hombros, con una mueca de incredibilidad. —Cualquiera que los conoce dice que aparecieron juntos.

Torció la boca. —Eso dice Jess— Alice sentía una vibración bajar por sus piernas, sentía que podría caminar hacia otro país. Hasta el país de donde habían salido aquél par. ¿De qué mundo provenían? La curiosidad le creaba, a cada segundo, una nueva pregunta acerca de su pasado. —Destrozaron a ese hombre como si...Como si ya lo hubieran hecho antes. Atacar a alguien en  equipo, digo.

Peter se rascó la nariz. —Alice...eso es normal. En gente como ellos...bueno, como nosotros. Encontramos líos en cada esquina.

Alice chisteó, Peter no comprendía lo que decía. —Eso no fue una pelea normal.

No puedo enamorarme (de ti) - CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora