<Anastasia>
¿Un cuarto rojo? a esto me trajo, debo estar delirando porque esto parece una fantasía erótica de BDSM sacada de una película. Todo esta tan pulcro, ordenado y con el imponente peso que muestra cada instrumento.
Siento que veo un lado de mi marido que olvidaba y la otra es de aprender mucho sobre la decoración.
-Ven - con la voz áspera y ronca posa sus manos en mi para desnudarme.
Se detiene un momento a observar las heridas abiertas de mi mano, tardará semanas en que los nudillos se cicatricen pero valió la penas para que el dolor haga menos mella en mi. Una mirada dolor cruza por sus ojos y vuelve a convertirse en el dominante que es por naturaleza.
-Estoy acostumbrada .. no te preocupes - le tranquilizo pero levanta los ojos de una manera adusta que me hace quitarme el aliento.
-¿De verdad lo estas?, la próxima vez que sea por placer mas que para reprimir dolor, nunca te haré daño deliberadamente pero preferiría ser yo quien te lo de - un nudo de emoción se me forme en la garganta que no me deja tragar saliva de forma cómoda.
-Desde mucho antes de que aparecieras fui así, no me parece tan malo - muevo un poco para verlas y estas casi magulladas pero me lo merecía.
Merecía aquello pequeño de daño en mi cuerpo para sentirme menos culpable e idiota, por mas que quiera olvidar, todavía no me perdono ser la razón existente la cual Aris mató al hermano de Christian.
Pobre Elliot .. duele aunque no lo conozco, por lo menos compartí la misma pasión que él al elegir la carrera de arquitectura.
-¿Ves esas cuerdas de allí en el piso? - giro mis ojos y veo sobre el piso de madera, una serie de cuerdas de fibra natural atadas entre nudos y uniones, una polea dorada colgada del techo, todo un sistema para levantar algo pero no creo que sea mi cuerpo - túmbate ahí y estira el cuerpo con la manos levantas lo mas alto posible.
De repente toda la emoción desaparece para pasar al sentimiento de pánico. Me va a atar maldita sea, porque me lastimé los nudillos.
Suspiro por no exhalar fuerte el aire de mis pulmones que se inflan nerviosamente con cada bocanada.
-Christian no crees .. que es un tanto exagerado de castigarme atando, ¡prometo no volver a hacerlo! - levanta la mirada mas furiosa que había visto antes.
Parece que no tengo derecho a protesta en esto.
Es como si este cuarto lo cambiara en sí .. como si fuera otro hombre y no al dominador tierno que yo conozco.
-¿Quieres eso o preferirías las varas de allá colgadas? - señala con su mentón directo a una pared donde veo una serie de varas metálicas nada amistosas.
La última vez que recuerdo casi quedo inconsciente por los varazos. Optaré por experimentar con algo nuevo, nunca se me cruzo por la cabeza practicar Shibari.
Camino desnuda como estoy, mi marido si que se apuró por hacerlo. Sus ojos me dicen que tiene todo el tiempo del mundo pero su corazón late por querer destrozarme arriba de esas cuerdas. Lo sé porque roce el lateral de mi brazo con su pecho al pasar a su lado.
Posiciono mi cuerpo, me pidió que levante los brazos todo lo alto que pueda, estirándolas bien entrelazo los dedos de una mano con la otra y el resto, termina por atarme por completa. El ritmo cardíaco aumenta y tanto que me ensordece al punto de escuchar el famoso pitido cuando te quedas sorda.
Trato de ralentizar los latidos de mi corazón pero es imposible frente algo desconocido.
-Recuerda que no te haré daño, esto para tu placer - arqueo una ceja esperando la verdad.
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·Forbidden Love· -4ta Parte-
FanfictionAris Ivelic lejos de la vida de ellos, Anastasia despierta recordando poco de su vida junto a Christian Grey, que por su lado esta dispuesto a dejar todo de lado por su esposa. Muchos problemas vienen por delante de ellos. ¿Podrán afrontarlo junto...