Se quedó inmóvil por un instante.
- No puedo hacer eso... - respondió con una voz dulce pero segura.
- Sí puedes... - Seguí besando su cuello mientras le quitaba la camiseta poco a poco.
De un tirón aparté las sábanas que me molestaban. Reparé entonces en lo grande que era el pecho de Nea. Su torso tenía forma de triángulo invertido, la anchura de sus hombros era más amplia que su cintura. Ver aquel cuerpo tan musculoso me hizo sentir intimidado, realmente todo era fibra. Conseguí que Nea se pusiera en mi posición, ahora yo tenía el mando de todo, estaba sentado encima de su vientre. Seguí con mis dedos las líneas perfectamente marcadas que separaban cada músculo. Sin querer una sonrisa pícara se me escapó. Estaba enamorado del cuerpo de aquel hombre. Él posó las manos en mi cintura, que me sujetaron firmemente. Hice un camino de besos a lo largo de su cuello para acabar con un chupetón en su clavícula derecha. Pasé a jugar en sus pectorales... Un pequeño mordisco en uno de ellos le hizo dar una convulsión. <Es sensible> pensé. Le miré a sus ojos, parecía tener la mirada calmada, y de algún modo me trasmitía cariño. Volví a caer en la cama de sus dulces labios, para mimarlos una vez más. Él recorrió mi pelo con sus dedos, me tenía cogido entre sus cálidas manos.
- Hueles a alcohol – me susurró cerca de mi oído. Yo reí.
- ¿Eso es lo único que te importa? – pregunté riéndome.
Él se irguió, apoyó la espalda contra la pared y yo terminé sentado en su regazo. Sin querer bajé la mirada y me percaté de que él también se había excitado. A través del pantalón era visible que su miembro había crecido, de lo cual me alegré, pensaba que él no lo estaba disfrutando.
- Tócame, quiero sentirte... – solté al fin.
Sin decir nada más, me dejó sobre la cama suavemente, de modo que ahora él estaba arriba. Me besó mientras notaba que con la otra mano bajaba despacio por mi pecho. Me palpó a través del pantalón, ya estaba demasiado duro. Agarré sus brazos fuertemente, estaba preparado. Metió su mano dentro de mi ropa interior, al sentir su mano mi cara enrojeció en un segundo.
Su dedo pulgar estaba haciendo círculos en mi glande, y tras repetirlo varias veces cogió mi pene. Comenzó a masturbarme, al principio de manera pausada.
No recuerdo en qué momento ambos subimos el ritmo, ya podía escuchar mis propios jadeos que, a su vez, erizaban demasiado rápido mi piel. Al principio estaba demasiado avergonzado, pero me dejé llevar por el placer que estaba sintiendo y empecé a tocarle yo también. Mi cuerpo ya actuaba solo, me retorcía debido al goce. Tapé con mi brazo los ojos, me daba demasiada vergüenza mirar a Nea en aquel estado.
Mantuve mi boca cerrada para evitar que los gemidos salieran de mi boca, no quería que nadie supiera qué estaba pasando en mi habitación. Que aquello quedara como un pequeño secreto. Yo estaba llegando al éxtasis ya, agarré a Nea por las costillas y clavé mis uñas en su espalda. Tan solo me dejé llevar y tras notar cómo el líquido salía de mí, solté un gran suspiro.- Finalmente, he caído en tus brazos... - Miré intensamente aquella mirada plateada. – Nea..., estoy enamorado de ti...
Observé cómo su cara empezaba a mostrar estupor. Retiró su mano y rápidamente se levantó de la cama. Sin decir palabra cogió su camisa; por un segundo pude ver en su rostro tristeza. Abrió la puerta y se marchó. Y allí me quedé yo, solo, sentado en la cama, preguntándome qué es lo que había hecho mal. Estábamos disfrutando tanto el momento que jamás creí que fuera a pasar aquello. Quizá tan solo debería dormir, el dolor de cabeza estaba comenzando a atosigarme. Decidí darme un baño, no podía irme a dormir así después de lo que acababa de pasar.
Cogí ropa para cambiarme, todavía me sentía algo mareado, pero sería capaz de ducharme en aquel estado. Ya nuevamente limpio comencé a andar hacia mi habitación, ya no se escuchaba música, todo estaba muy tranquilo, solo los grillos cantaban. La luna estaba llena, brillaba con una inmensa luz blanca que iluminaba todo el patio interior. Paré junto a una de las muchas ventanas y allí le vi. Seguía sin camiseta, llevaba una vara muy larga en la mano, estaba entrenando con ella. Se había puesto sus muñequeras negras de ese modo no podía ver brillar nuestra marca, ya que yo estaba lo suficientemente cerca de él. Estuve varios minutos observando cómo manejaba aquel palo con facilidad. Giros, acrobacias, todo parecía tan fácil cuando lo hacía él. <Tal vez necesitaba desestresarse un poco> pensé. Desde donde estaba podía ver la mojada espalda de Nea gracias a la luz de la luna, parecía estar poniendo mucho esfuerzo en lo que hacía.
Se sentó en el suelo, tenía la mirada fija en algo que estaba debajo de mí. Quizá algo que estaba debajo del edificio y que yo no podía ver. Hasta que esa cosa decidió aparecer. Era Lian. Se aproximaba paso a paso a él aplaudiendo, tal vez por el espectáculo que acababa de dar. Comenzaron a charlar, yo no podía escuchar nada, lo único que vi fue que Nea afirmó con la cabeza. Observé cómo él se ponía boca abajo y enseguida Lian comenzó a masajearle la espalda. Sentí rabia, ¿por qué había salido corriendo de mi habitación? ¿Quería tener tiempo con Lian? ¿Acaso había algo entre aquellos dos y yo no sabía nada? Nunca había preguntado si surgió algo entre ellos años antes, pero tampoco quería saberlo.
Tras el lento masaje, Nea cambió de posición y se puso boca arriba. Mantenía los ojos cerrados, solo se dejaba llevar por el masaje, o al menos eso aparentaba.
Ya cuando me iba a retirar a mi habitación, miré una última vez a aquella pareja, Lian se había inclinado a la cara de mi guardián. Le estaba besando. ¿Qué significaba aquel acto? ¿Verdaderamente estaban juntos? Tal vez por eso Nea se había ido con tanta prisa y tristeza, había estado conmigo. Le estaba siendo infiel. Demasiados pensamientos para una persona que había bebido demasiado esa noche. No podría lidiar con aquello los días siguientes, ¿con qué cara iba a mirar a Nea después de lo sucedido? Impensable.Acabé en la puerta del despacho de Louis. Asomaba luz por debajo, seguramente todavía estaba despierto, tenía que plantearle varias preguntas.
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Silver moon
RomanceTrabajo de camarero en un bar cerca de mi casa. Mi madre murió durante el parto y mi padre me abandonó; la única manera de que mi padre me pudiera reconocer es gracias a una marca de nacimiento que tengo en la muñeca con forma de luna menguante. Mi...