El destino pone a prueba el amor, a veces los sentimientos no son tan fuertes como para superar todo.
Historia de Ian Harding y Lucy Hale, solo ficción!
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Lucy movió su mano izquierda y la reposó sobre la cama de Ian, con su dedo índice de la mano derecha comenzó a acariciar la argolla, absorta en sus recuerdos con Ian, pero fue interrumpida por un audible resoplido del hombre que estaba junto a ella en la habitación. Al levantar la mirada vio a Ian con el ceño fruncido mirando hacia su alianza, ese gesto hizo que las mariposas que descansaban en su estómago comenzaran a revolotear, encendiendo una pequeña llama de esperanza, pero luego de un par de segundos se obligó a volver a la realidad. Suspiró profundamente antes de responder a la pregunta de su esposo, quien no la recuerda.
Lucy: Es una larga historia.
Ian hizo una mueca pero había algo que lo impulsaba a insistir.
Ian: Bueno, estoy hospitalizado, no puedo moverme de aquí, así que tengo tiempo para escuchar.
Lucy sonrió aún cuando fue con tristeza.
Lucy: Bueno... Eh... Yo...
Ella no sabía cómo responder correctamente a esa pregunta e Ian frunció nuevamente el ceño por su desesperación de saber qué pasaba.
Ian: ¿No quieres contarme?
Lucy: No es eso, es que es una situación muy complicada.
Ian: Solo debes decirme si estás casada o no.
Lucy lo miró intensamente antes de pronunciar su afirmación.
Lucy: Sí, lo estoy.
El rostro de Ian se convirtió rápidamente en una expresión de decepción y Lucy no pudo evitar sentirse culpable. Algo en ella le decía que él, en lo más profundo de su alma, la seguía queriendo.
Ian: ¿Estás enamorada?
Dijo expectante una vez más y Lucy sintió que sus ojos se inundaron con lágrimas exigiendo salir.
Lucy: Él no es la persona que yo solía amar.
Ian: Eso no responde a mi pregunta.
Lucy: Estoy enamorada del hombre con el que me casé, pero ese hombre ya no existe.
Ian: ¿Está muerto?
Lucy negó rápidamente con su cabeza.
Lucy: No, solo sucedieron algunas cosas que lo hicieron cambiar demasiado y debo asumir que el hombre al que amaba no volverá jamás.
Dijo ella con tristeza e Ian llevó su mano izquierda hacia la de Lucy en señal de apoyo, pero el tacto de sus manos unidas la hizo estremecerse y ambos decidieron alejarse.
