El destino pone a prueba el amor, a veces los sentimientos no son tan fuertes como para superar todo.
Historia de Ian Harding y Lucy Hale, solo ficción!
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Ian mueve su cabeza para mirar a Lucy y al ver que ella se acerca, se levanta del suelo. De inmediato comienza a sentir los nervios apoderarse de él cuando nota a tantas personas a su alrededor. Definitivamente Ian no estaba preparado para eso.
Ian: Lo siento, no quería molestar, no pensé que...
Lucy le interrumpe al caer en cuenta de su nerviosismo.
Lucy: Tranquilo.
Ella se acerca aún más pero para abrir la puerta y dejar que su familia entre a su casa mientras Ian mira a cada uno de ellos, dando la impresión de que busca a alguien. Lucy frunce el ceño pero se queda sola junto a él.
Lucy: ¿Qué haces aquí?
Ian: Yo... yo... no lo sé.
Dice él paseando de un lado a otro y llevando sus manos a su cabeza por varios segundos, luego se detiene y mira fijamente a Lucy.
Ian: ¿Y tú esposo?
Lucy: ¿Vienes por eso?
Pregunta cruzándo sus brazos a la altura de su pecho. Ian suspira profundamente y lleva sus manos a su rostro desesperado para tapar su expresión.
Ian: ¡Me estoy volviendo loco!
Lucy no puede evitar sentirse esperanzada y una leve sonrisa aparece en su rostro al pensar que él está allí porque está celoso. Ian la mira y niega con la cabeza al mismo tiempo que resopla.
Lucy: De verdad me gustaría decirte muchas cosas pero no puedo. Los médicos pidieron que no lo hiciéramos, solo quiero que sepas qué hay más en esta historia de lo que crees.
Él resopla una vez más y su expresión de frustración es evidente.
Ian: ¡Eso me tiene cansado! Siento que me estoy perdiendo una gran parte de mi vida pero nadie me dice nada de lo que quiero saber respecto a ti.
Lucy se acerca él y levanta su rostro entre sus manos, lo mira con una ternura tal que logra conmover a Ian en lo más profundo de su ser.
Lucy: ¿Has preguntado por mí?
Ian asiente y luego mira sus labios antes de susurrar.
Ian: ¿Si te beso vendrá alguien de tu familia a golpearme porque no respeto a una mujer casada?
Lucy sonríe ampliamente y niega con la cabeza.
Lucy: Ellos jamás te harían daño.
Ian se acerca más a ella y envuelve su cintura con sus brazos antes de besarla. Un beso intenso y prolongado, ella rodea su cuello con la intensión de no separarse nunca más de su lado, pero el aire se hace necesario y cuando se separan ambos jadean. Aquella unión los ha hecho desear mucho más. Luego de algunos segundos Ian suspira e intenta alejarse de Lucy aunque solo logra una pequeña distancia debido al agarre de ella.
