Capítulo 37

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Ian: ¿Qué pasa? ¿Hice o dije algo malo?

Le susurró él al oído al mismo tiempo que acariciaba su brazo derecho, se sentía impaciente y culpable a la vez. Lucy negó con la cabeza y luego de varios minutos más donde intentaba tranquilizar su llanto, ella suspiró profundamente antes de hablar con voz entrecortada.

Lucy: Ya no hay bebe.

Dijo ella echándose a llorar una vez más, su desconsuelo y dolor hacían que apenas pudiese respirar e Ian dentro de su propio dolor al enterarse de que el bebe que era fruto de su amor antes del accidente no estaría presente en sus vidas. Lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas y abrazó fuertemente a Lucy.

Ian: ¿Fue el accidente?

Lucy intentó contenerse pero no pudo, ella quería descargarse respecto a ello con alguien, porque hasta ese momento había estado reprimiendo su sentir por la pérdida de su bebe.

Lucy: ¡Claro que fue ese maldito accidente! ¿O crees que lo maté bebiendo?

Ian tuvo que utilizar toda la fuerza física de la que podía disponer en ese momento de fragilidad para voltear a Lucy y tomar su rostro para mirarla fijamente.

Ian: Yo en ningún momento dije eso, no te desquites conmigo porque me he enterado de esto hace un par de días y me había ilusionado, no es fácil de asimilar que no le tendremos con nosotros... Ahora mi frustración crece por saber que además de todo lo que has tenido que sufrir por mí, también tuviste que pasar sola por semejante situación, ni siquiera pude estar para apoyarte y vivir juntos el duelo.

Lucy lo abrazó.

Ian: Lo siento, realmente lamento que hayas tenido que pasar por eso sola, me hubiese gustado apoyarte pero solo te alejé, soy una mierda.

Lucy: No sabías.

Ian: Debiste decirme la verdad, cariño.

Lucy: No quería agobiarte, tú debías recuperarte, además, tuve el apoyo de todos.

Ian: Lo sé, pero no el mío, yo era su padre.

Ambos lloraron, juntos, acompañando el dolor del otro y dejando salir el suyo propio, por algunos minutos más.

Ian: Preciosa, creo que es suficiente por hoy, deberíamos descansar.

Dijo él y luego le dio un tierno beso en la cabeza a Lucy, quien suspiró profundamente y asintió.

Lucy: Tienes razón, debo comenzar a filmar y de seguro mis jefes no estarán contentos con el desastre que será mi rostro.

Ian: Siempre lucirás hermosa para mí... Descansa.

Entre caricias, ambos cayeron rendidos ante el cansancio y se durmieron.

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Prueba del destino - Lucian -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora